Moscas sin sexo se emborrachan

WASHINGTON - Los moscones que buscan sexo y son rechazados por las hembras son mucho más propensos a consumir alcohol que sus pares satisfechos, según un estudio que publica este jueves la revista Science.

"Durante mucho tiempo se ha usado a las moscas Drisophola como organismo modelo para el estudio del alcoholismo", explicó a Efe la neurobióloga chilena Ulrike Hebertein, del equipo en la Universidad de California que llevó a cabo los experimentos.

El estudio encabezado por Galit Shohat Ophir, del Departamento de Anatomía en la Universidad de California (San Francisco), ayuda a entender mejor una "senda de recompensas" en el cerebro que puede tener implicaciones en la adicción.

"Sabemos que casi el 50 por ciento de la propensión al consumo de alcohol responde a genes, pero también las experiencias en la vida afectan el consumo humano de alcohol", agregó.

Para determinar el grado en el que las experiencias estresantes pueden inclinar a un elevado consumo de alcohol, al menos en las moscas, los científicos decidieron exponer a los machos al "rechazo sexual de las hembras" durante una hora tres veces por día y durante cuatro días.

Para comparar los resultados, otro grupo de machos fue elegido para recibir la compañía, cada uno de ellos, de cinco moscas vírgenes y amplias oportunidades para aparearse.

Los machos provistos de hembras vírgenes experimentaron sesiones de apareamiento de seis horas durante cuatro días.

"Luego comparamos el consumo voluntario del alcohol en ambos grupos", continuó Heberlein. "Encontramos que los machos rechazados por las hembras mostraron una preferencia notable por la comida con un 15 por ciento de alcohol, comparada con la comida normal".

"Esa diferencia en el consumo de alcohol continuó por varios días", añadió la investigadora.

La vida promedio de las moscas Drosophila es de unos 26 días para las hembras y 33 días para los machos, de modo que una propensión al alcoholismo por "unos varios días" bien puede representar una porción significativa en la vida de un moscón.

Para una comprobación adicional del impacto del rechazo sexual en la propensión a consumir alcohol, Heberlein y los otros investigadores separaron a los machos frustrados en dos subgrupos, y a uno de ellos se les permitió aparearse con hembras vírgenes durante 2.5 horas.

"La preferencia por el alcohol fue notablemente menor en el subgrupo de machos primero rechazados y después apareados", señala el artículo.

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