Interrogan policía por muerte de hermanos

MATAMOROS, México -- Las autoridades investigaban el viernes un posible vínculo con la policía en el asesinato de tres estadounidenses que visitaban a su padre en México, los cuales fueron hallados muertos a balazos junto a un amigo mexicano más de dos semanas después de su desaparición.

Los padres de los tres hermanos, cuyos cuerpos fueron identificados el jueves, dijeron que testigos reportaron que fueron secuestrados por hombres vestidos de policías que se identificaron como "Hércules", una unidad estratégica de seguridad en la violenta ciudad fronteriza de Matamoros, muy golpeada por luchas entre cárteles del narcotráfico. Nueve de los 40 agentes de la unidad están siendo investigados, dijo el procurador general del estado de Tamaulipas, Ismael Quintanilla Acosta.

Este sería el tercer caso reciente de supuesto abuso y asesinato a manos de las fuerzas de seguridad mexicanas.

El país ya está convulsionado por el caso de 43 estudiantes de magisterio del estado sureño de Guerrero, cuya desaparición se atribuye a un alcalde y a una fuerza policial coludidos con un cártel de la droga. Hay 56 personas detenidas, incluidos decenas de agentes.

En otro caso en junio, soldados mataron a 22 presuntos miembros de pandillas en el Estado de México y después alteraron la escena e intimidaron a testigos para ocultar el hecho de que la mayoría de los fallecidos fueron ejecutados después de que se habían rendido, afirmó la semana pasada un informe de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Tres soldados enfrentan cargos por asesinato.

"Se aplicará todo el peso de la ley y cero tolerancia", dijo el gobernador del estado de Tamaulipas, Egidio Torre Cantú, al tiempo que lamentó la muerte de los tres estadounidenses y del mexicano, a pesar de que sus identidades no han sido confirmadas oficialmente por prueba de ADN.

El portavoz presidencial Eduardo Sánchez no quiso realizar comentarios cuando se le preguntó sobre el nuevo caso. La embajada de Estados Unidos indicó que estaba al tanto de los reportes pero que no tenía información para compartir "debido a consideraciones de privacidad".

El padre de los tres estadounidenses, Pedro Alvarado, identificó a sus hijos por fotografías de los cadáveres que tenían tatuajes, dijo Quintanilla en declaraciones a Radio Fórmula. La ropa encontrada con los cuerpos también correspondía a la de Érica Alvarado Rivera, de 26 años, y sus hermanos Alex, de 22, y José Ángel, de 21, que desaparecieron el 13 de octubre con José Guadalupe Castañeda Benítez, el novio de 32 años de Érica.

Cada uno de los fallecidos recibió un disparo en la cabeza y sus cuerpos estaban quemados, posiblemente por haber estado expuestos al sol largo tiempo, dijo Quintanilla.

Las autoridades de Tamaulipas dijeron que podrían pasar entre 24 y 48 horas hasta que las pruebas de ADN confirmen que los cuerpos corresponden a los de los hermanos Alvarado, que fueron vistos por última vez en El Control, un pequeño pueblo cerca de la frontera con Texas al oeste de Matamoros, cuando estaban a punto de regresar a su casa en Progreso, Texas.

"Eran buenos chicos", dijo una tía, Nohemí González. "No sé por qué les hicieron eso".

Los tres hermanos Alvarado compartían con su madre una modesta casa de ladrillos en una calle tranquila de Progreso, ciudad ubicada a menos de cinco kilómetros (tres millas) de la frontera entre Texas y México. Érica, quien deja cuatro hijos de entre 3 y 9 años, iba a comenzar a estudiar el mes próximo para convertirse en auxiliar de enfermería.

Hace más de una semana, los hermanos José Ángel y Alex estaban listos para hacer su peregrinación anual a Missouri como trabajadores agrícolas migrantes, dijo González. Cuando no estaban trabajando, dividían su tiempo entre la casa de su madre en Texas y la de su padre en México.

El domingo 12 de octubre, Érica cruzó la frontera en su camioneta Jeep Cherokee negra hacia El Control. Dejó el vehículo en la casa de su padre y fue a visitar a su novio.

Su madre, Raquel Alvarado, le había dicho que estuviera de regreso en Progreso el lunes temprano porque Raquel tenía que ir a trabajar y los hijos de Érica debían ir a la escuela. Raquel envió a dormir a los niños el domingo en la noche, despertó a las 4 a.m. y vio que Érica no estaba en casa. Llamó al teléfono celular de su hija y siguió llamándola durante toda la mañana del 13 de octubre.

"Siempre estoy preocupada por ella cuando va para allá", señaló.

Aproximadamente a la 1 p.m., Raquel pudo hablar con su ex esposo. Él le dijo que Érica había llamado a sus hermanos y solicitado que llevaran su camioneta a un restaurante ubicado al lado del camino bajo un puente cerca de El Control, donde ella estaba comiendo con su novio. Un hermano condujo el Jeep y el otro manejó su camioneta Chevrolet Tahoe porque todos planeaban regresar a Progreso desde ahí.

Según Raquel Alvarado, testigos dijeron a familiares de las víctimas que los hermanos llegaron alrededor de las 12:30 p.m. y vieron a varios policías de la unidad Hércules empujando a su hermana y a Castañeda, y golpeando a Érica. Cuando los hermanos intervinieron, los policías se llevaron a los cuatro, junto con sus vehículos.

Los testigos señalaron que los hombres armados se identificaron como miembros de la unidad Hércules y les advirtieron que no intervinieran.

Los Alvarado dijeron que posteriormente hallaron los automóviles de sus hijos en un lote de automóviles importados perteneciente a Luis Alfredo Biasi, director de servicios sociales de Matamoros. El procurador Quintanilla no confirmó esa información. Biasi no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios que le hizo The Associated Press.

La alcaldesa Leticia Salazar presentó oficialmente a Hércules en septiembre como un grupo con habilidades especiales para confrontar a delincuentes en operativos de alto riesgo, de acuerdo con un comunicado de prensa.

El secretario municipal Joe Mariano Vega, que fue identificado en el comunicado como el comandante del grupo, dijo en una entrevista anteriormente este año que la Hércules estaba formada por ex infantes de Marina y soldados que patrullaban zonas difíciles en los vecindarios de la ciudad.

Ni Salazar ni la portavoz de la ciudad respondieron a mensajes solicitándoles sus comentarios al respecto.

Quintanilla dijo que hasta ahora no ve razón para interrogar a Salazar o a Biasi en el caso de los Alvarado.

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