Organizaciones y activistas en La Villita salieron a las calles en caravana para manifestarse por la implosión de la antigua fábrica Crawford y nuevo sitio de la empresa Hilco.
“Ese día de la implosión fue un olor muy fuerte, azufre, me dio comezón en la nariz y garganta dolor de cabeza esto es una injusticia” nos dijo Irma Morales residente de La Villita.
Los inconformes hacen 3 peticiones a la ciudad de Chicago, quieren que se termine cualquier negocio del municipio con la compañía, que cesen las operaciones de demolición en la fábrica y que se inviertan 20 millones de dólares en el vecindario, argumentan que es la misma cantidad de la exención fiscal otorgada a Hilco por la ciudad.
“Yo también estoy enojado de lo que pasó con Hilco, comparto las preocupaciones de mis vecinos. Estamos hablando con el asesor para ver cuáles son las posibilidades de quitar ese alivio tributario”, señaló el concejal Michael Rodríguez quien representa ese distrito.
Representantes de Hilco declinaron hacer comentarios sobre la protesta de este jueves, sin embargo, nos refirieron a una carta enviada a residentes de La Villita.
En la misiva piden disculpas por la implosión que dicen “tuvo un resultado no deseado” y argumentan que lo que sucedió no es aceptable.
“La salud, la seguridad y el bienestar de la comunidad de la villita son de suma importancia para nosotros a medida que continuamos la demolición de la antigua estación de energía Crawford y despejamos el camino para la construcción de un nuevo centro logístico de la más alta tecnología y creación de empleos en La Villita,” escribió Roberto Pérez, presidente de Hilco.
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Hilco se comprometió a repartir máscaras y cupones para servicios gratuitos de lavado de autos y ventanas, además de mantenimiento al filtro del aire y calefacción. Residentes afirman que no basta con eso.
“Es un atropello a nuestros derechos, no es suficiente lo que están haciendo” finalizo Esmeralda Hernández, activista y residente del área.
La ciudad de Chicago aseguró en un comunicado que siguen trabajando con las agencias federales y estatales de protección ambiental para monitorear la calidad del aire en el sitio de la implosión. Añadieron, que revisan los procesos de demolición para evitar que algo así ocurra de nuevo.
