EEUU se une a búsqueda de nigerianas

WASHIGTON – El Secretario de Estado de EEUU, John Kerry, extendió una oferta de ayuda al presidente de Nigeria tras el masivo secuestro de más de 300 niñas por parte de la milicia radical islámica de ese país conocida como Boko Haram.

Según confirmó el presidente estadounidense Barack Obama, Goodluck Jonathan, mandatario del país africano, cedió al envío de un equipo estadounidense para movilizar el rescate de las víctimas y además dijo que EEUU hará “todo lo posible” por ayudar en este suceso que catalogó como “terrible”.

"Hemos ofrecido la asistencia de nuestro Ejército y nuestros funcionarios de seguridad, y la han aceptado. Vamos a hacer todo lo posible para proporcionarles ayuda", dijo Obama en una entrevista con la cadena NBC.

Boko Haram, que significa en lenguas locales "la educación no islámica es pecado", lucha por imponer la "sharia" o ley islámica en Nigeria, país de mayoría musulmana en el norte y predominantemente cristiana en el sur.

La portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, precisó hoy que la ayuda estadounidense consistirá en el equipo enviado desde EEUU y una "célula de coordinación", un equipo interdisciplinario que pueda aportar su experiencia en inteligencia, investigaciones y negociaciones sobre los rehenes, ayudar a facilitar el intercambio de información y proporcionar ayuda a las víctimas".

Mientras tanto, la conmoción internacional por el rapto de estas jóvenes en Nigeria se vio nuevamente incrementado con el secuestro de otras ocho estudiantes más.

Por el momento, se desconoce quién ha secuestrado a este nuevo grupo de jóvenes, pero se sabe que tienen entre 12 y 15 años.

Este acto se produce mientras se desconoce el paradero y la suerte de las 276 jóvenes que continúan desaparecidas.

Hoy también se ha arrojado un poco de luz a cómo sucedieron los hechos el fatídico día del secuestro. Las chicas en el dormitorio de la escuela escucharon los disparos que venían de un pueblo cercano. Por eso, cuando irrumpieron varios hombres armados y uniformados, prometiéndoles rescatarlas, se sintieron aliviadas en un primer momento. "No se preocupen, somos soldados", dijo uno de ellos, según relató una alumna de 16 años. "Nada les va a pasar ", agregó. Los hombres armados ordenaron a las cientos de estudiantes de la secundaria pública Chibok que se juntaran en el exterior. Los hombres entraron en el almacén y tomaron todos los alimentos. Luego prendieron fuego al cuarto. "Entonces comenzaron a gritar... `Alá Akbar' (Dios es grande)", dijo la joven estudiante. "Entonces nos dimos cuenta". Acababan de enterarse de algo escalofriante: Los hombres no eran soldados sino miembros de un grupo extremista islámico despiadado llamado Boko Haram. Secuestraron a todas las adolescentes y se las llevaron en camionetas a la espesura del bosque. Al menos dos de ellas han muerto por mordeduras de serpiente, y otras 20 están enfermas, de acuerdo con un intermediario que está en contacto con sus captores. Su secuestro -y el fracaso de los militares nigerianos para encontrarlas- ha llamado la atención internacional a una escalada de la insurrección islámica extremista en Nigeria, que ha matado a más de 1,500 personas en lo que va del año. Boko Haram, cuyo nombre significa "la educación occidental es pecaminosa", ha reivindicado la autoría del secuestro masivo y recientemente amenazó con "vender" a las chicas. La afirmación fue hecha en un video revisado por The Associated Press el lunes. Los gobiernos británico y estadounidense han expresado su preocupación por la suerte de las estudiantes desaparecidas, y han estallado protestas en las principales ciudades de Nigeria y en Nueva York.

La menor de 16 años habló por primera vez del secuestro con la prensa en una entrevista telefónica con The Associated Press. Ella fue una de las cerca de 50 estudiantes que lograron escapar en ese día fatídico. La AP también entrevistó a otras 30 personas, inclusive a funcionarios federales de Nigeria y del estado de Borno, directivos de la escuela, seis familiares de las desaparecidas, líderes de la sociedad, políticos en el noreste de Nigeria y soldados en la zona de guerra. Muchos hablaron bajo condición de anonimato, por temor a que la revelación de sus nombres daría pistas de las identidades de las chicas retenidas y someterlas a una posible estigmatización en esta sociedad conservadora.

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