En un regimen fascista como el que dirigía Mussolini, la homosexualidad estaba muy mal vista, eran considerados unos "degenerados" y como tal tenían que ser apartados de la sociedad.
Para ello, Mussolini detuvo y expulsó de sus casas a un grupo de gays y los internó en las islas Tremini, situadas en el mar Adriático, donde se los mantuvo bajo un régimen carcelario, según cuenta la BBC.
Pero la solución del dictador para reprimir la homosexualidad y esconder esta opción de la sociedad no fue del todo acertada, ya que según el testimonio de algunos confinados, "se trató de una experiencia liberadora".
"En ese entonces, si eras gay no podías ni salir de casa, hacerte notar, porque la policía te arrestaría", explicó Giuseppe B., uno de los exiliados, hace algunos años en la revista gay 'Babilonia'. Sin embargo, añadió que "en la isla celebrábamos el día de nuestros santos o la llegada de alguien nuevo, hacíamos teatro y podíamos vestirnos como mujeres sin que nadie dijese nada".
"El fascismo es un régimen viril. (En ese contexto ) los italianos deben ser fuertes, masculinos y es imposible que pueda existir la homosexualidad en un régimen fascista", dice el profesor de historia de la Universidad de Bérgamo, Lorenzo Benadusi.
Hoy en día, 75 años más tarde, las islas son un discreto lugar de vacaciones visitado por miembros de la comunidad homosexual, los cuales nunca fueron rechazados por los habitantes del pequeño archipiélago.
