El caso de las mujeres secuestradas no es el primero que haya sacudido los cimientos de Cleveland.
En el año de 1936 comenzaron a aparecer cadáveres descuartizados en las calles de esa ciudad. Eran cabezas sin cuerpo, o cuerpos sin cabeza, o simplemente trozos sueltos como manos y piernas.
El asesino recibió el apodo de "Carnicero de Kingsbury Run", en referencia a la zona de Cleveland donde se descubrieron los primeros restos humanos.
El matarife nunca fue identificado y tampoco se ha determinado con exactitud el número de sus víctimas, calculadas en al menos de nueve y cuyos deshechos tiraba como si fueran basura en lugares apartados.
Pero además del asesino, el caso tuvo como segundo gran protagonista a Eliot Ness, el agente federal famoso por combatir a Al Capone años antes en Chicago.
Eliot Ness era uno de los "Untouchables", pero su etapa en Cleveland lo dejó maltrecho, medio alcohólico y muy tocado.
Tras sus proezas en Chicago, Ness fue contratado en 1935 como jefe del Departamento de Seguridad Pública de Cleveland y fue precisamente bajo su mando cuando el “Carnicero de Kingsbury Run” descargó su furia sobre la ciudad.
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Ness hizo todo lo posible por atrapar al asesino, sin conseguirlo.
Eventualmente tuvo que pagar un precio por su fracaso al salir derrotado cuando se postuló para la alcaldía de la ciudad en 1947.
De esa manera, la prometedora carrera pública de Eliot Ness se hizo pedazos.
Las victimas del “Carnicero de Kingsbury Run” eran a menudo desamparados y vagabundos.
Sus cuerpos, o lo que quedaba de ellos, aparecían a menudo cerca de vías ferroviarias, lo que hace pensar en alguien que el asesino se transportaba en tren de ciudad en ciudad.
En la cercana Pittsburg también se dieron crímenes similares, prototipo de lo que vendría después en este país, con laplaga de asesinos en serie.
Estas muertes han permanecido tan vivos en la memoria colectiva de Cleveland y del país, que incluso ahora, casi 80 años después, está en ciernes una película sobre el tema en la que Matt Damon hará el papel de Eliot Ness.
Este caso, al igual que el de Jack el Destripador, continúa sumido en el misterio.
