TEHERAN, Irak - Cientos de miles de personas se congregaron el lunes en el centro de Teherán para rendir tributo al comandante Qasem Soleimani, asesinado por Estados Unidos el pasado viernes, en un funeral que cuenta con la presencia del líder supremo, Alí Jamenei.
Desde primera hora de la mañana del lunes, los iraníes se acercaron andando hacia la zona de la Universidad de Teherán y de la cercana plaza Enghelab, donde dieron comienzo las honras fúnebres, entre gritos de "Muerte a EEUU" y "Muerte a Israel".
Las asistentes al cortejo fúnebre portan fotografías de Soleimani, banderas iraníes y estandartes negros de luto, así como pancartas con lemas contra Estados Unidos.
Debido a la multitud que se esperaba, la policía se desplegó horas antes en la zona para aplicar limitaciones de tráfico y pedir a los residentes que retiraran sus vehículos de las calles.
Las autoridades han aumentado las medidas de seguridad en la capital iraní, que es sobrevolada por helicópteros desde ayer por la tarde.
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El líder supremo será el encargado de dirigir un rezo multitudinario en honor a Soleimani, que era el comandante de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria.
Los jefes de los poderes ejecutivo, judicial y legislativo, miembros del Gobierno, diputados y altos comandantes militares asisten a la ceremonia.
Los restos de Soleimaní y del vicepresidente de la milicia chií iraquí Multitud Popular, Abu Mahdi al Mohandes, que falleció en el mismo ataque estadounidense, llegaron ayer a Irán.
La víspera se celebraron multitudinarios cortejos fúnebres en la ciudad de Ahvaz, en el suroeste del país y fronteriza con Irak, y en la ciudad santa de Mashad, sede del mausoleo del octavo imán de los chiíes Reza.
Las exequias continuarán el martes en la ciudad natal de Soleimani, Kerman, en el sur del país.
Soleimani era el encargado de las operaciones fuera de Irán de los Guardianes de la Revolución, por lo que era habitual su presencia en Irak y en Siria para supervisar a las milicias respaldadas por Teherán en ambos países árabes.
Las autoridades iraníes han prometido vengar su muerte y consideran que el asesinato marca un punto de inflexión y llevará a la retirada de las tropas estadounidenses de la región, aunque Washington comenzó a enviar cientos de soldados más.
Ante las posibles represalias de Irán, el presidente estadounidense, Donald Trump, advirtió ayer de que puede que en ese caso EE UU responda de "una manera desproporcionada".