Mientras dos niños permanecían hospitalizados el lunes por la noche, un testigo relató los horribles momentos en que estalló un tiroteo en el vecindario Grand Crossing de la ciudad, hiriendo a ambos niños.
El tiroteo se informó alrededor de las 1:43 p.m. en el área de 7800 South Escanaba.
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Una residente dijo que le dispararon mientras intentaba llevar ropa desde su automóvil a su casa.
"Vi que el coche acababa de pasar", dijo la residente. "Alguien alzó su cabeza por la ventana, [al] lado del pasajero. Eran dos autos, como un tiroteo, como un tiroteo literal a la luz del día".
Según la policía, dos niños, de 11 y 12 años, viajaban en un coche cuando un sedán negro empezó a perseguirlos. Alguien en ese vehículo sacó un arma de fuego y disparó contra el vehículo de las víctimas. Luego, las víctimas corrieron hacia la cuadra 7400 de South Kenwood, dijeron las autoridades.
El niño de 11 años recibió un disparo en las nalgas y fue trasladado a un hospital de la zona en estado grave. El niño de 12 años recibió un disparo en el estómago y fue hospitalizado en buenas condiciones.
Mientras tanto, la policía de Chicago persiguió un vehículo sospechoso de estar involucrado en otra escena del crimen en 74th y Kenwood.
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Lo siguiente que supieron los residentes fue que se desarrolló una situación de golpe en una casa abandonada en el vecindario de Burman.
"Esta tarde me sentí demasiado surrealista… Me sentí aterrorizado", dijo un residente. "No podía salir de mi propio coche. Necesito estar seguro".
Los momentos tensos se desarrollaron después de que llamaron a la policía a un bungalow en la cuadra 7400 de South Kenwood. Hasta el lunes por la noche, no estaba claro cómo estaban conectadas las escenas.
Los vecinos, incluida una mujer que creció en una casa que ahora es la escena del crimen, están conmocionados.
"Mis hijos ya no pueden venir aquí a jugar", dijo la mujer. Ya no me siento seguro caminando a la tienda. Tenemos una lavandería allí, no puedo cargar la ropa, mi ropa no se puede lavar. Es triste."
"Muy devastador", dijo Donnell Pelts. "Tengo una hija de 13 años, no me gustaría que eso sucediera… y es triste que estos niños se apoderen de armas”.
