Estados Unidos

Testimonio de general jubilado vincula a contratista privado con torturas en Abu Ghraib

El testimonio de Antonio Taguba es la prueba más sólida hasta la fecha de que empleados civiles del contratista militar CACI, con sede en Virginia, participaron en el maltrato de los presos de Abu Ghraib.

AP En este bosquejo artístico aparece Salah Al-Ejaili, al frente, derecha, con anteojos, experiodista de Al-Jazeera, ante el tribunal de distrito de Estados Unidos en Alexandria, Virginia, el martes 16 de abril de 2024. Al-Ejaili ha testificado sobre abusos que sufrió cuando estuvo detenido de la prisión de Abu Ghraib, en Irak.

ALEXANDRIA, Virginia - Un general del Ejército estadounidense que investigó los abusos contra prisioneros cometidos hace 20 años en la prisión de Abu Ghraib, en Irak, testificó el martes que un contratista civil dio instrucciones a los guardias de la prisión para “ablandar” a los detenidos para ser interrogados.

Antonio Taguba, el general jubilado, dijo al jurado que el contratista, Steven Stefanowicz, incluso trató de intimidarlo mientras investigaba los abusos en Abu Ghraib.

“Se inclinaba en la mesa, mirándome fijamente. No respondía las preguntas directamente”, dijo Taguba. “Trataba de intimidarme”.

El testimonio de Taguba es la prueba más sólida hasta la fecha de que empleados civiles del contratista militar CACI, con sede en Virginia, participaron en el maltrato de los presos de Abu Ghraib.

Tres expresidiarios del penal entablaron una demanda contra CACI en un tribunal federal de Alexandria, afirmando que la empresa contribuyó al maltrato que sufrieron. El juicio, retrasado por más de 15 años de disputas, es la primera ocasión en que presos de Abu Ghraib pueden presentar una demanda civil ante un jurado estadounidense.

En la demanda se afirma que CACI es responsable del maltrato sufrido por los tres demandantes debido a que la empresa proporcionó interrogadores civiles al Ejército, los cuales fueron asignados a Abu Ghraib y se confabularon con miembros de la policía militar que fungían como guardias de la prisión para torturar a los presos.

En un informe que Taguba concluyó en 2004, recomendó que Stefanowicz fuera despedido, reprendido y que perdiera su autorización de seguridad por “permitir y/u ordenar” a la policía militar que participara en tácticas ilegales y abusivas.

“Él sabía claramente que sus órdenes equivalían a maltrato físico”, concluyó Taguba en su informe.

En su testimonio del martes, Taguba dijo que interrogó personalmente a Stefanowicz durante cerca de una hora como parte de su investigación.

“Tenía un tipo de personalidad muy evasiva”, dijo Taguba, refiriéndose a Stefanowicz, a quien el personal de Abu Ghraib solía llamar “Big Steve” (“Gran Steve”).

Taguba dijo que su investigación se centró en la policía militar, y que su indagación sobre la función de los interrogadores civiles fue limitada. Sin embargo, se sintió obligado a ahondar en ella, dijo, debido a que recibió testimonios creíbles de la policía militar de que los civiles tenían una función importante en lo que ocurría.

Los policías militares le dijeron a Taguba que no recibían instrucciones claras de su propia cadena de mando militar, y que Stefanowicz y otros miembros del personal civil terminaron llenando ese vacío. Taguba señaló que la cadena de mando militar no era clara y que varios comandantes no cooperaban entre sí, todo lo cual contribuyó a la caótica atmósfera en la prisión.

Taguba indicó que había avanzado varias semanas en su investigación antes de comprender que había civiles realizando interrogatorios en Abu Ghraib. Dijo que él y su personal oyeron múltiples referencias a CACI, pero que inicialmente no las entendió bien y creyó que las personas decían “caqui”.

En el contrainterrogatorio, Taguba reconoció los límites de su investigación. En un segundo informe, realizado por el mayor general George Fay, se analizó más directamente la función de la inteligencia militar y de los contratistas civiles en Abu Ghraib.

Taguba también reconoció que su informe contenía varios errores, entre ellos, la identificación errónea de un empleado de CACI como empleado de otro contratista, y de otro contratista civil como empleado de CACI.

Los abogados de CACI hicieron énfasis en que a Stefanowicz nunca se le asignó interrogar a ninguno de los tres demandantes en el caso.

Cuando Taguba testificó acerca de Stefanowicz, un abogado le preguntó si se sintió intimidado por el contratista de CACI.

“De ninguna manera”, respondió Taguba.

El jurado también oyó el testimonio de uno de los tres demandantes en el caso, Asa’ad Hamza Zuba’e, que testificó en forma remota desde Irak a través de un intérprete del idioma árabe. Zuba’e dijo que se le mantuvo desnudo, que fue amenazado con perros y obligado a masturbarse frente a los guardias de la prisión.

Los abogados de CACI cuestionaron sus afirmaciones. Entre otras cosas, preguntaron cómo pudo haber sido amenazado con perros cuando los informes del gobierno mostraban que esos animales aún no se enviaban a Irak en la época en la que afirma que ocurrieron los hechos.

Derechos de autor AP - Associated Press
Exit mobile version