¿Quién pateó el balón en el 1r Mundial?

RÍO DE JANEIRO - A un mes del comienzo del Mundial, Brasil se ha sumergido en un debate sobre quién le dio la primera patada a un balón en el llamado país del fútbol, sentando las bases de un deporte que rápido adquirió el estatus de pasión nacional. Los libros de historia dicen que el primer partido documentado se jugó el 14 de abril de 1895 en Sao Paulo, organizado por Charles Miller, hijo de un inmigrante escocés que llevó el balompié a tierras tropicales después de pasar una temporada en Inglaterra. Otros investigadores afirman que el pionero fue el emigrante escocés Thomas Donohue, que era futbolista en su país y habría organizado un año antes que Miller partidos en Bangú, un barrio proletario de Río de Janeiro donde todavía pervive una fábrica de tejidos erigida en aquella época por la colonia británica. "Donohue fue a la dirección de la fábrica, confirmó que su contrato era largo y vio oportunidad de traer a su esposa y dos hijos. Le pidió a ella que trajera un balón. Siendo un jugador profesional no iba a aguantar años sin jugar al fútbol", dijo a Efe Julia Rovere, brasileña que viajó a Escocia a investigar los orígenes del jugador. El investigador Rogério Melo dijo a Efe que Donohue formaba equipos con cinco o seis jugadores que jugaban en el jardín de la fábrica, donde hoy hay un centro comercial y su estacionamiento. "Thomas Donohe no estaba preocupado de ser un pionero, sino en hacer lo que más le gustaba que era jugar fútbol", afirmó Melo ante la antigua fábrica de estilo inglés. Los custodios de la memoria de Donohue levantaron un pequeño museo con fotos y piezas de la época, como unas botas supuestamente usadas por el escocés y la réplica de un balón. Una semana antes del Mundial, la figura de Donohue será inmortalizada con una estatua de siete metros de altura, fabricada en resina y estructura metálica y con un acabado que simula el bronce, en la que actualmente trabaja el artista Clecio Regis. La figura de Donohue, con un mostacho prominente y ropas de la época, apunta con dedo a lo alto, para mostrar que fue el "pionero", según comentó el escultor, en su estudio. Sin embargo, el fútbol podría haber desembarcado décadas antes en Brasil, sin formalismos, campos delimitados, ni mucho menos actas, en partidos entre marineros británicos jugados en las playas, una práctica muy arraigada en la cultura brasileña, según afirma el libro "Guía Políticamente Incorrecta de la Historia del Fútbol". Hay registros de que en 1874 la princesa Isabel, hija del emperador Pedro II, concedió permiso a los marineros del buque británico Crimea para desembarcar y jugar en los jardines de su residencia, donde está hoy la Marina de Gloria, en Río de Janeiro. Miller, con ayuda de egresados de colegios jesuitas, organizó clubes y creó competiciones en Sao Paulo y otras ciudades del país. En las primeros años del siglo XX el fútbol permaneció como un deporte "ultrarrestringido" en clubes de ricos como el Fluminense, el Flamengo o el Botafogo de Río de Janeiro y los extintos Paulistano o el Germania de Sao Paulo.

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