“Me voy pero no me voy…. Me voy pero me quedo”, decía Juan Pablo II cada vez que se iba del país azteca dejando una huella entre los devotos mexicanos.
Fue ese amor que sembró el ahora santo Juan Pablo II el que se vivió a flor de piel en la Basílica de Guadalupe donde los mexicanos se reunieron para llorar, rezar y cantarle al pontífice polaco en su canonización.
La primera misa en honor a San Juan Pablo II se vivió en la casa de la Virgen Morena y los mexicanos fueron testigos de cómo los jerarcas católicos cambiaron la placa del “Papa Viajero” por la del nuevo santo que se robó corazones con su frase “¡México siempre fiel!”.
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Inclusive, algunos mexicanos llegaron de rodillas para “pagarle” al nuevo santo algún milagro ocurrido.
“Si porque mi niñito se puso malito y se lo prometí, me lo iban a operar y gracias a Dios todo fue solamente un susto”, dijo una devota del nuevo santo.
Al igual que las cinco veces que el Papa visitó el país Azteca, México está de fiesta ya que aseguran que ahora más que nunca, San Juan Pablo II intercederá por sus queridos mexicanos ante Dios.
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El papa Francisco declaró santos a San Juan XXIII y san Juan Pablo II en una multitudinaria ceremonia en la plaza de San Pedro.
