Silencioso mal mata más que el SIDA

La tasa de muertes relacionadas a la hepatitis C está en aumento, y nueva información muestra que los pertenecientes a la generación conocida como “baby boomers” son quienes están bajo mayor riesgo. Se les llama “baby boomers” a los nacidos entre los años de 1945 y 1965. Las autoridades federales de salud están considerando si cualquier persona nacida entre los años 1945 y 1965 debe hacerse una prueba de sangre para comprobar si sus hígados albergan esta bomba de tiempo. La razón es que dos tercios de las personas portadoras de hepatitis C se encuentran en este grupo, la mayoría desconocen que llevan enconado, desde su juventud, un virus que toma varias décadas para hacer daño. El tema ha cobrado importancia, a raíz de que se lanzaran al mercado, el verano pasado, dos medicamentos que prometen curar a mucha más gente de la que nunca antes fue posible. Y una investigación publicada el lunes reveló que hacer pruebas a millones de personas de mediana edad para identificar a aquellos que necesitan el costoso tratamiento, valdría la pena, pues salvaría miles de vidas. De acuerdo con el Dr. John Ward, del Centro de Control de Enfermedades (CDC), uno de cada 33 “baby boomers” vive con la infección y la mayoría de ellos se sorprendería al enterarse ya que es una epidemia silenciosa. Se estima que alrededor de unos 3.2 millones de estadounidenses tienen hepatitis C crónica, pero al menos la mitad de ellos no lo saben. El virus, que afecta a 170 millones de personas en todo el mundo, puede afectar el hígado poco a poco y provocar cirrosis o cáncer de hígado. Es la principal causa de trasplantes de hígado. Un estudio del CDC publicado el lunes analiza una década de registros de defunción y encontraron un aumento en las tasas de mortalidad de la hepatitis C. De hecho, en el 2007 hubo 15,000 muertes relacionadas con la hepatitis C, superando las cerca de 13,000 muertes causadas por el virus del SIDA, Las actuales directrices del CDC recomiendan realizar pruebas a personas conocidas por estar en alto riesgo, pero al menos hasta el verano pasado no hubo mucho entusiasmo. Algunas de las razones pueden ser que el tratamiento tiene una duración de un año, involucra tomar dos medicamentos y sólo cura a un 40 por ciento de los pacientes. Además el tratamiento es extenuante y puede costar hasta $30,000 dólares.

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