A los girasoles no les molesta que no llueva, incluso, mientras más sol y menos agua, mejor para sus amarillos pétalos que cautivan a todos los que se asoman por sus brillantes plantaciones.
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Amaury Ortiz, un floricultor de Naguabo, contrario a otros que trabajan otros frutos, cultivos y cosechas, no ha sufrido tanto la falta de agua, pues según apuntó, a los girasoles le gusta "tener los pies húmedos, no mojados", o sea, con mucha agua se pudren.
En su finca, más de 2,500 girasoles se vendieron durante el fin de semana a personas que llegaron a su convocados a través de su página de Internet.
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El floricurtor tiene en su finca de diez cuerdas el cultivo de girasoles y otras flores.