Finalmente abrió el miércoles una elegante terminal en San Diego (California), que recorre unos 390 pies sobre la carretera y la valla fronteriza de ladrillos y alambres, hasta llegar al aeropuerto de Tijuana (México).
“Es extremadamente fácil, hay letreros desde que uno sale del avión”, dijo a los medios Maribel, la primera usuaria del Cross Border Xpress.
Muchos se mostraron complacidos de ya no tener que hacer la enorme fila que tradicionalmente realizaban a pie, o en vehículo, para atravesar al otro lado de la frontera a tomar un vuelo.
El puente color morado une como nunca había ocurrido tierras estadounidenses con mexicanas.
Para usar esta infraestructura, el usuario deberá contar con su pase de abordar y pagar 18 dólares.
Los operadores del puente esperan que este beneficie a más de 2 millones de personas al año, y que aumente el número de cruces en esa frontera hasta un 20% en los próximos cinco años.
Entre sus beneficios, el cruce permitirá que los pasajeros que vayan a Tijuana puedan cruzar hasta 24 horas antes de su vuelo, y los que aterricen ahí, tendrán un máximo de dos horas después de su llegada, para pasar hacia Estados Unidos.