Las selecciónes masculina y femenina de México le metieron tremenda goleada a Italia y Grecia, respectivamente, pero lo mejor del este torneo es que abre la posibilidad de que los jóvenes en situación de calle dejen las drogas y el alcohol aunque sea durante el tiempo que dura el torneo.
Los competidores son jóvenes de las calles de México, de Inglaterra, de Estados Unidos y más de 40 países que llegaron a la capital mexicana para ser parte del la Copa Mundial de Desamparados.
40 equipos varoniles de jóvenes en situación de calle y 16 grupo de mujeres en la misma condición son parte de este torneo, que se llevará a cabo del 13 al 18 de noviembre, en la plancha del Zócalo, donde las canchas son el hálito más poderoso de esperanza.
"La mayoría de ellos tienen esa problemática lo único que pedimos para entrar a la cancha, los 25,000 jóvenes es que estén totalmente limpios de drogas y de alcohol", asegura Arturo Elías Ayub, director de la Fundación Telmex.
La Selección Varonil de México se impuso a la de Italia con un marcador de 7-0, un éxito que para Omar Silva Cruz, de 27 años, lo motiva a estar libre de adicciones, al menos temporalmente.
"Limpio completamente. Porque nos manteníamos desde temprano entretenidos", dice Silva Cruz. "El fútbol te ayuda a mantener la cabeza distraída y sí tenía problemas de alcoholismo".
Por su parte, el equipo femenino hizo lo propio y le metió una goleada a Grecia de 12 contra cero, un sueño hecho realidad para Diana Isabel Mora, quien desde los seis años anhelaba estar en las canchas.
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"Yo estuve en el alcohol mucho tiempo, ahorita empiezo a conocer el proceso que conlleva", dice Mora.
Antes de iniciar el torneo, los jóvenes debieron someterse a un fuerte entrenamiento físico y psicológico.
"Logramos que toda esa situación vulnerable, la reconviertan a una situación psotitiva", explica Abraham Miranda, entrenador de la Selección Mexicana.
25,000 jóvenes participaron en el proceso para este torneo que solo elige ocho jugadores para cada equipo; pero lo más importante es que le da esperanza de que se puede tener una vida mejor.
