México: el calvario de familiares de muertos en ataque

Tras la masacre en Veracruz que dejó 28 víctimas, reclaman justicia con los responsables.

La indignación y el dolor crecían entre las familias de las 28 personas que fallecieron cuando miembros de un grupo criminal prendieron fuego a un bar luego de bloquear las salidas.

Se quejan de que los delincuentes están fuera de control y hacen imposible la vida en Coatzacoalcos, una ciudad petrolera del sur de México.

Miles de personas fueron secuestradas y desaparecidas en las inmediaciones del estado de Veracruz, y en abril pistoleros irrumpieron en una celebración familiar y abrieron fuego matando a 13 personas e hiriendo a al menos cuatro más.

Los empresarios de Coatzacoalcos señalan que las bandas exigen dinero a los propietarios de negocios a cambio de protección, y al menos dos bares fueron incendiados en la ciudad en julio para hacer cumplir esas demandas.

Los sospechosos de los ataques incendiarios fueron capturados, acusados de otros delitos, pero quedaron libres y el martes en la noche atacaron el club de ocio nocturno El Caballo Blanco, donde entraron a punta de pistola, rociaron gasolina e iniciaron el fuego.

Los familiares de los fallecidos en el establecimiento dijeron el miércoles que han perdido la confianza en las autoridades.

El presidente del país, Andrés Manuel López Obrador, apuntó que el ataque estuvo dirigido por un hombre que había sido detenido recientemente pero que quedó libre.

Al parecer, el incendio fue obra del cártel de Jalisco en venganza porque el propietario del local no pagó la extorsión exigida.

La tragedia socava algunos de los eslóganes de López Obrador sobre la forma de abordar el problema de la delincuencia en el país, como “Abrazos, no balazos” y su insistencia en que el pueblo mexicano está “feliz, feliz, feliz”.

“Tampoco queremos que pongan una guerra, pero si actuar con más firmeza”, dijo Miguel Ángel Ortiz, hijo de la mujer que limpiaba el bar, que seguía a la espera de confirmar que su madre, Rocío González Ramos, de 53 años, estaba entre los fallecidos.

“La justicia en nuestro país está al revés”, añadió Ortiz. ”(Por) portación de armas, sí salen libres”.

Alicia Sierra, cuyo sobrino Habib Ojeda Sierra, un empleado de una tienda de alimentación de 23 años y padre de dos hijos, se contaba entre las víctimas, señaló que no quería que su muerte “quede impune, como tantos otros crímenes”, apuntó en referencia a los asesinatos de abril.

Según Sierra, “esos individuos, que se los entreguen al pueblo” para que se haga justicia, porque las autoridades “al rato van a soltarlos”.

Por su parte, López Obrador señaló que “no puedes combatir la violencia con más violencia” y elogió la labor de los soldados. Sus programas de becas y formación atacarán eventualmente los motivos últimos de la delincuencia, agregó.

Funcionarios del gobierno federal han comenzado incluso a mantener conversaciones con grupos de vigilantes, muchos de ellos ligados a los cárteles del narcotráfico, aunque el presidente dice que desaprueba esos contactos.

Pero la paciencia escaseaba entre las familias de Coatzacoalcos que preparaban los funerales de los fallecidos por quemaduras e inhalación de humo en el bar.

Lenit Enríquez Orozco, que dirige un grupo de familiares de desaparecidos en Coatzacoalcos desde la desaparición de su hermano en 2015, señaló que los cárteles de la droga “están muy empoderados”.

“Dice López Obrador que el pueblo está feliz, y eso no es estar feliz”, dijo señalando a los afligidos parientes de las víctimas del incendio.

El empresario y activista contra la delincuencia Raúl Ojeda dijo que el ataque tenía todas las características del impago de una extorsión. Los cárteles Zetas y Jalisco Nueva Generación y pandillas locales están luchando por hacerse con el control de la ciudad, agregó.

“Los que no pagan, cierran o se atienen a las consecuencias”, afirmó Ojeda.

Durante el ataque, los miembros de la banda entraron al bar, bloquearon las salidas e iniciaron el fuego, explicaron las autoridades.

“Llegaron los delincuentes, cerraron las puertas de salida, de emergencia, e incendiaron el lugar”, explicó López Obrador el miércoles en su conferencia de prensa matutina.

Entre los muertos había dos marineros filipinos. Ramón Guzmán, el agente del barco Caribe Lisa, señaló que los dos hombres salieron a tierra luego de llegar de Houston y no regresaron. Sus nombres estaban en la lista de víctimas confirmadas del incendio.

López Obrador pidió que se investigara a la fiscalía estatal para determinar por qué los supuestos autores del ataque quedaron libres tras su detención.

El gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, identificó al principal sospechoso como un hombre que responde al alias de “La loca”, de nombre Ricardo “N”, porque las autoridades no ofrecen ya el nombre completo de los sospechosos.

Según García, el hombre había sido detenido por la Marina en julio y fue liberado después de ser presentado ante la fiscalía del estado.

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