Muertos, caos y confusión en conflicto magisterial

Versiones encontradas y un deslinde de la policía federal que aceptó haber usado armas agravan conflicto.

Era una acción esperada tras varios días de carreteras tomadas y advertencias sobre escasez de gasolina y alimentos; sin embargo, ningún lider magisterial ni quizá el Gobierno federal calculó que el primer enfrentamiento dejaría entre seis y ocho muertos, además de decenas de heridos.

Los profesores de Oaxaca se habían organizado para marchar por poblaciones de Oaxaca y gritar a los cuatro vientos su inocencia, pero no esperaban que su paso sería cortado por fuerzas federales.

Pero a diferencia de lo ocurrido el viernes y el sábado cuando organizaron marchas en la Ciudad de México, donde la acción policial se limitó a cerrar calles y establecer varias filas de agentes con escudos y toletes para frenar el paso de los policías, el domingo en Oaxaca usaron armas de fuego.

Líderes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación aseguran que al menos fueron ocho los muertos y que hay más de 100 personas heridas, algunas de manera severa, según se aprecia en imágenes y videos de la destrucción en calles de Nochixtlán.

Las fuerzas federales también cercaron el hospital de la localidad para impedir que los heridos pudieran recibir atención.

Así, fueron el párroco del lugar y el sacerdote Alejandro Solalinde quienes llamaron a prestar auxilio a los heridos en la iglesia de Nochixtlán, a donde acudieron pobladores a llevar material de curación.

Mientras, para aumentar el caos, la Policía Federal insistía en que sus agentes habían entrado desarmados a Nochixtlán y, desde la Secretaría de Gobernación emitieron una tarjeta en la que calificaban de falsedad esas informaciones.

La declaración oficial, tras varias horas quedó como una mentira. El propio comisionado de la Policía Federal, Enrique Galindo, reconoció que un grupo de sus agentes usó armas de alto calibre durante el operativo en Nochistlán, como es posible observar en las imágenes.

"Nos deslindamos de estos hechos, los condenamos, los repudiamos", dijo el maestro Juan García, tras la destrucción, el fuego y la muerte ocasionada en esa población oaxaqueña

Y es que como si fuera un campo de guerra, las calles se llenaron de fuego, de camiones incendiados, de gente resguardándose tras improvisadas trincheras, que eran vulneradas con gases lacrimógenos y balas.

Algunos maestros intentaban repeler el paso de los agentes con bombas caseras, palos y piedras, pero fueron insuficientes para evitar las bajas.

Los heridos fueron quedando en el suelo, algunos trataban de ayudarlos, pero para varios fue demasiado tarde.

El saldo del enfrentamiento, que llegó hasta la capital Oaxaca, que permaneció a oscuras y entre sonidos de balazos, corrió como reguero de pólvera y organismos internacionales se solidarizaron con las protestas magisteriales.

Tal ha sido el impacto, que el presidente Enrique Peña Nieto ordenó una pronta y detallada investigación de lo ocurrido, ya que -según le reportaron- al menos hay ocho organizaciones que han sembrado la violencia y pánico en las últimas semanas en ese estado.

En respuestal, el sacerdote Alejandro Solalinde, director del albergue "Hermanos en el Camino" de Ixtepec, Oaxaca, anunció la conformación de un grupo de intermediación entre el gobierno y el movimiento magisterial convocado por la organización Mujeres Ya.

El movimiento es apoyado por 80 organizaciones que integran la Red de Organismos Civiles Todos los Derechos para Todas y Todos (Red TDT), y Amnistía Internacional.

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