Tres semanas después de que el papa Francisco visitó el país, la Arquidiócesis de México puso en duda que el Pontífice tuviera algún motivo para "regañar" a los obispos mexicanos y refutó que lleven una vida de "príncipes".
En su editorial dominical “Un Episcopado a la Altura” del semanario "Desde la Fe", la Iglesia católica mexicana afirmó que los obispos están unidos y dispuestos a hacer frente a los retos que el Papa les planteó.
“¿Acaso desconocerá esto el Papa Francisco como para regañar a los obispos?", preguntan. “¿O será que las palabras improvisadas del Santo Padre responderían a un mal consejo de alguien cercano a él? ¿Quién mal aconsejó al Papa?”.
Pero aun cuando la jerarquía católica mexicana esperó tres semanas para fijar su posición al respecto, la autodefensa fue recibida en el país como un mensaje para tratar de justificar lo que es injustificable.
Y es que el Papa puso sobre la mesa y a los ojos del mundo gran parte de una larga cadena de críticas que han recibido obispos de México por su cercanía con el poder, político y económico, y su complacencia con bandas criminales.
En el encuentro que tuvo con obispos mexicanos el 13 de febrero en la Catedral Metropolitana, el argentino Jorge Mario Bergoglio los conminó a poner orden en la casa e instó a no tener miedo a ser “transparentes” y aprender a resolver sus problemas "como hombres", de frente y dejando a un lado las habladurías.
Las palabras del primer Papa latinoamericano fue considerada por analistas como una llamada de atención al clero mexicano, por la contundencia y claridad del mensaje, que en algunos momentos alcanzó un tono de regaño.
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“¿Tiene el Papa alguna razón para regañar a los obispos mexicanos?", insiste la Arquidiócesis de México, encabezada por Norberto Rivera Carrera, cardenal que durante la visita del Papa no tuvo el protagonismo que acostumbra.
"Lo que sí tiene el Papa, y muy claro, es que la Iglesia en México es un caso atípico en relación con otros países de América. En primer lugar, en términos porcentuales nuestra nación hospeda la mayor cantidad de católicos, con 81 por ciento de la población en el 2014", dice la editorial.
"Y es precisamente a causa de esa amplia y sólida presencia de católicos que nos distinguimos de otros países del continente”, añade "Desde la Fe".
La respuesta mexicana sorprende porque pareciera que quisieran señalar que el Pontífice desconoce la situación del catolicismo en México.
Porque aunque oficialmente la cifra de fieles sea de 81%, como dice la jerarquía mexicana, la realidad muestra que es una estadística en el papel y que cada día hay menos personas en los templos o cambiando a otras creencias.
“La frase debe entenderse como la solícita urgencia para actuar con audacia evangélica ante las propuestas alienantes que quieren arrinconar a la Iglesia", respondió la Iglesia mexicana.
"Mientras otras instituciones han fallado en el cuidado y procuración del bien común, los obispos mexicanos han venido acompañando al pueblo sufriente y apaleado, haciendo una vida de entrega al prójimo y no de 'príncipes' sin contacto con el rebaño”, asegura.
No obstante, tanto analistas como católicos críticos e incluso algunos obispos que son considerados cercanos al pensamiento del Papa Francisco, consideran que la distancia de la jerarquía católica mexicana de la sociedad es real o que se cuando busca su cercanía es solo para apoyar al poder.
