Los primeros americanos

WASHINGTON – Los restos intactos de una niña que vivió hace miles de años en lo que hoy es México podrían ayudar a resolver muchas incógnitas en torno al continente americano y sus pobladores del pasado.

El análisis genético del diente de, Naia, una niña que hace unos 12,900 años cayó en un pozo y murió en la península de Yucatán permite establecer que los antiguos habitantes de América y los actuales indígenas están emparentados y señala que los primeros procedían del norte de Asia, según un estudio divulgado hoy.

La investigación, publicada por la revista “Science”, la encabezó el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México y los análisis genéticos los realizaron científicos de la Universidad de Texas, la universidad estatal de Washington y la Universidad de Illinois.

El origen de las poblaciones que habitaban América antes de la llegada de Cristóbal Colón ha sido motivo de debate durante más de un siglo, con hipótesis de una migración desde el norte de Asia hacia Alaska o la migración transoceánica desde el sureste de Asia y las islas del Pacífico o aún el arribo previo de europeos.

En esta investigación, los científicos analizaron el ácido desoxirribonucleico (ADN) en la mitocondria de los tejidos de un diente de la adolescente, cuyos restos se hallaron en 2007 entre una variedad de animales extintos a más de 40 metros de profundidad bajo el nivel del mar en Hoyo Negro, un pozo profundo dentro del sistema de cavernas con aguas subterráneas de Sac Actun, en Yucatán.

El ADN de la mitocondria se hereda de la madre y los tres laboratorios determinaron que los restos corresponden a un linaje genético compartido solamente por los indígenas americanos.

"Hoyo Negro, con sus fósiles humanos, animales extinguidos, polen y carbón vegetal, va a hablarnos de la vida humana, de la vida animal y de la vida del planeta de la Centroamérica de la Edad del Hielo. Es una cápsula del tiempo absolutamente sin igual", aseguró el arqueólogo y paleontólogo James Chatters.

Esta es la primera vez que los científicos han podido cotejar un esqueleto, que muestra las características del cráneo y rostro de los primeros americanos, con el ADN de los cazadores y recolectores que cruzaron por el puente de tierra de Bering desde Siberia entre 26,000 y 18,000 años atrás.

Antes del hundimiento de ese puente terrestre debido a la subida del nivel del mar, el nordeste de Asia y el noroeste de América estaban unidos en una región que los paleontólogos llaman Beringia.

Estas poblaciones de origen asiático del norte se diseminaron hacia América del Norte desde hace unos 17,000 años.

"Nuestros resultados indican que la niña de Hoyo Negro está emparentada maternalmente con los indígenas americanos del presente y su ancestro se remonta a la misma fuente de población que el de los nativos americanos modernos", señaló Deborah Bolnick, profesora de antropología en la Universidad de Texas.

"Estas conclusiones, por lo tanto, no proporcionan evidencias de una migración temprana a las Américas desde el sudeste de Asia o desde Europa", añadió.

"Más bien -prosiguió la investigadora-, los paleoamericanos pueden haber venido de Siberia".

La antropóloga indicó que "las diferencias entre los paleoamericanos y los nativos americanos del presente se deben, probablemente, más a cambios evolutivos ocurridos en Beringia y América en los últimos 9,000 años".

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