Una familia mexicana está de luto por la pérdida de uno de los suyos en el ataque del miércoles pasado en San Bernardino.
Juan Espinoza emigró de México a Estados Unidos hace más de dos décadas con su hermana.
Recién graduado de biólogo, Espinoza dejó atrás su tierra natal en Sonora.
En California se casó, tuvo hijos y logró el éxito profesional.
Pero al final su sueño lo llevó a la muerte, cuando tres individuos atacaron un centro de discapacitados en San Bernardino el pasado 2 de diciembre.
Juan, que se desempeñaba como inspector de salud en ese lugar, estaba allí en el momento del tiroteo y murió junto a otras 13 personas.
Según testimonios de amigos y colegas, Juan tenía una buena relación con uno de los autores del ataque, Syed Farook.
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Espinoza deja viuda y dos hijos, de 25 y 13 años de edad.
La Secretaría de Relaciones Exteriores de México ya confirmó que ha dado el apoyo necesario a la familia de Espinoza en México para que viaje a su funeral.
Juan Espinoza fue el único mexicano que murió en la tragedia de San Bernardino. Sus familiares lo tenían como un ejemplo de éxito en el exterior a base de trabajo, disciplina y honestidad.
Desde la ciudad de Obregón, su madre de 84 años está devastada y recuerda que la última llamada de su hijo fue apenas dos días antes de morir, para decirle que no iba a poder viajar para la Navidad pero que lo haría después.
El destino impidió ese reencuentro.
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