Que nadie se diga engañado. Cuando el papa Francisco pise en febrero suelo mexicano una parte medular de su mensaje será en favor de los migrantes que cruzan por el territorio de este país con la intención de llegar a Estados Unidos en busca del llamado sueño americano.
Desde el lunes, en la reunión anual que el Pontífice sostiene con los embajadores de todos los países acreditados en El Vaticano, dijo que no deben olvidarse las "situaciones dramáticas" que los migrantes viven en la frontera entre México y Estados Unidos.
En el encuentro, realizado en la Sala Regia del Palacio Apostólico del Vaticano, el papa Francisco habló en italiano para llamar a detener el flagelo de la trata de personas que convierte a los seres humanos en mercancía, “especialmente a los más débiles e indefensos”.
Pero el Pontífice no sólo evocó las “indelebles imágenes” de los niños ahogados en el Mar Mediterráneo, víctimas de la falta de escrúpulos de los hombres, sino que también se refirió a las situaciones que viven los migrantes que cruzan por México, expulsados de países donde la pobreza y la corrupción les cierran todas las oportunidades.
Por ello, urgió a establecer planes a mediano y largo plazo en materia migratoria, que no se queden en la simple respuesta a una emergencia y que sirvan para una real integración en los países de acogida y que favorezcan el desarrollo solidario de las naciones expulsoras.
Según el papa Francisco, en la actualidad un extendido “espíritu individualista” genera la indiferencia hacia los demás y lleva al hombre a tratar a su semejante como “puro objeto de compraventa”, convirtiendo a las personas en sean pusilánimes y cínicas.
“¿Acaso no son estas las actitudes que frecuentemente asumimos frente a los pobres, los marginados o los últimos de la sociedad? ¡Y cuántos últimos hay en nuestras sociedades!”, añadió.
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Luego propuso combatir las causas que provocan la migración, pidió poner en discusión “prácticas consolidadas” relacionadas con el comercio de armas, el abastecimiento de materias primas y de energía, la inversión, la política financiera y combatir la “grave plaga de la corrupción”.
