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La iglesia de San Adalberto en Pilsen está bajo contrato con un comprador de Miami

La compañía Anew Holding LLC tiene bajo contrato el icónico edificio.

Telemundo

La iglesia católica de San Adalberto, el ícono edificio centenario de Pilsen y que últimamente ha sido objeto de controversia, podría finalmente ser resucitado por una empresa con sede en Miami como un espacio para eventos, si la comunidad así lo permite.

"Creemos que aportará gran valor, grandes oportunidades y un gran espacio público al vecindario", dijo Félix González, abogado representante de la empresa. "Esta será una forma de preservar un edificio muy hermoso".

González confirmó este lunes que Anew Holding LLC tenía el edificio bajo contrato y planeaba convertirlo en un "lugar para bodas, bar mitzvahs y eventos corporativos", al estilo de Temple House, una sinagoga convertida en Miami.

Ese lugar ha sido utilizado como locación para videos musicales de artistas como One Direction, Lil Wayne y Drake, así como para eventos religiosos relacionados con la cábala judía, según reportó el Miami Herald.

La compra podría brindar una solución para lo que ha sido una pregunta persistente para el vecindario de Pilsen desde que la Arquidiócesis de Chicago anunció en 2016 que la iglesia cerraría, aunque algunos en la comunidad esperan otras soluciones más orientadas al público.

La iglesia, ubicada en 1650 W. 17th St., fue construida a principios del siglo XX por inmigrantes polacos y modelada según la Basílica de San Pablo en Roma. Fue completada en 1914 y cerrada en 2019, cuando la arquidiócesis fusionó la parroquia con San Pablo, otra iglesia católica ubicada a aproximadamente una milla de distancia en Pilsen.

San Adalberto cerró debido al alto costo de su reparación, según Raul Serrato, ex feligrés de San Adalberto y miembro actual de la junta financiera de San Pablo.

Reparar las torres de 185 pies de la iglesia, el aspecto del edificio que más necesitaba reparaciones, costaría alrededor de $4 millones, dijo Serrato. Después de eso, el mantenimiento costaría alrededor de $20,000 al mes.

Desde su cierre, el vecindario ha debatido sobre su destino. El año pasado, la arquidiócesis y la parroquia de San Pablo trasladaron una estatua, una réplica exacta de mármol de la Piedad de Miguel Ángel, desde allí hasta San Pablo, después de meses de protestas que culminaron en la detención de cuatro personas por intentar bloquear su traslado.

En agosto, antiguos feligreses y defensores del patrimonio histórico volvieron a protestar después de que la arquidiócesis y la parroquia comenzaran a retirar vitrales del edificio. Esto llevó a que la ciudad le otorgara una recomendación de monumento histórico, un paso temprano en el proceso que le brinda las mismas protecciones que un monumento formal y que evitaría la eliminación de más vitrales.

La arquidiócesis y la parroquia se han opuesto a la recomendación de designación de monumento histórico porque "complica la venta de la propiedad", dijo Serrato al Sun-Times.

Funcionarios locales y feligreses de la comunidad mexicana y polaca hicieron un llamado a la Comisión de Monumentos Históricos de Chicago que le otorgue a la iglesia San Adalberto, en Pilsen asignación de sitio histórico.

González dijo que todavía quedaban "algunos obstáculos" antes de que la venta pudiera concretarse, incluida la oposición a la venta por parte de grupos que preferirían que el edificio siguiera siendo un lugar religioso, aunque la arquidiócesis lo desconsagró después de la última misa en 2019.

"Espero que esta venta en particular fracase", dijo Judy Vázquez, una ex feligresa, sugiriendo que en su lugar podría servir como un "lugar para retiros espirituales" o que su propósito fuera decidido por la comunidad local.

Byron Sigcho-López, concejal del distrito 25, dijo que el sentimiento de que el propósito del edificio sea decidido por la comunidad local se expresó ampliamente en una reunión reciente que Anew Holdings LLC mantuvo con miembros de la comunidad.

"Queremos asegurarnos de reutilizar las parroquias vacías, junto con la comunidad, en función de las necesidades que tengamos", dijo. "Tenemos la voluntad en la ciudad de hacer que esto funcione en beneficio de los habitantes de Chicago y el futuro de Chicago".

La arquidiócesis no respondió a repetidas solicitudes de comentarios.

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