
Un apuñalamiento mortal en Illinois, una pistola apuntada a manifestantes en Pensilvania, vandalismo en sinagogas y hostigamiento al personal de un restaurante palestino generan temores de que la guerra entre Israel y Hamás esté provocando violencia en Estados Unidos.
Las tensiones siguen un patrón familiar de aumento de crímenes contra las comunidades judías y musulmanas cuando estalla el conflicto en Medio Oriente y estadounidenses son asesinados o tomados como rehenes.
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"Tenemos una amenaza de dos puntas para las comunidades religiosas estadounidenses", dijo Brian Levin, director fundador del Centro para el Estudio del Odio y el Extremismo de la Universidad Estatal de California, San Bernardino.
Aunque es demasiado pronto para decir con certeza si los crímenes contra musulmanes y judíos han aumentado durante la guerra, los delitos de odio en general aumentaron en Estados Unidos el año pasado.
En su reporte anual publicado el lunes, el FBI estimó que los delitos de odio aumentaron un 7%, llegando a 11,634 casos en 2022 en comparación con el año anterior. Con 1,124 incidentes, los ataques contra judíos fueron el segundo delito de odio más reportado, después de los casos en contra de afroamericanos. Según el informe, hubo 158 incidentes denunciados de ataques contra musulmanes y 92 reportes de casos en contra de árabes.
Sin embargo, las organizaciones de derechos civiles creen que, incluso antes de los ataques de Hamás en Israel, los datos de delitos no reflejaban la realidad debido a la falta de participación de los departamentos de policía locales y al temor internalizado entre la población musulmana, según Robert McCaw, director de asuntos gubernamentales del Consejo de Relaciones Estadounidenses-Islámicas.
En 2021, el Instituto Othering & Belonging de la Universidad de California, Berkeley, publicó un estudio en el que el 85% de aquellos que sufrieron islamofobia dijeron que no lo denunciaron.
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"El número real aún está por verse", dijo McCaw.
En uno de los incidentes más preocupantes recientes, se acusa a un arrendador de Plainfield, Illinois, de atacar a una inquilina estadounidense palestina y a su hijo con un cuchillo el sábado, supuestamente debido a su fe musulmana, apuñalando al niño de 6 años hasta la muerte e hiriendo a la madre. El alguacil, los fiscales y la familia dijeron que el niño y su madre fueron atacados por ser musulmanes.
Más específicamente, los fiscales dijeron que el arrendador estaba "enojado ... por lo que estaba sucediendo en Jerusalén" y su esposa le dijo a la policía que su esposo temía que fueran atacados por personas de ascendencia del Medio Oriente.
En Pensilvania, un hombre fue acusado de intimidación étnica grave después de que la policía dijo que apuntó con un arma y gritó insultos a los asistentes a una manifestación pro-palestina cerca del Capitolio estatal el viernes. En Boston, la palabra "nazis" fue pintada en el letrero del Centro Cultural Palestino por la Paz.
"Hay mucho miedo. Hay mucha ansiedad e incertidumbre en todo lo que está sucediendo", dijo Abed Ayoub, director ejecutivo nacional del Comité Estadounidense Antidiscriminación Árabe. Dijo que el grupo ha recibido más de 100 reportes que incluyen acoso verbal, amenazas, intimidación y ataques físicos.
"Es muy parecido a los días posteriores al 11 de septiembre. La gente no quería salir, no quería enviar a sus hijos a la escuela", dijo. "Están preocupados por estar en público y ser abordados".
En Dearborn, Michigan, que tiene la mayor población musulmana per cápita del país, líderes comunitarios y religiosos se reunieron fuera del departamento de policía de la ciudad el lunes. La ciudad ha recibido múltiples amenazas de violencia en los últimos días, incluida la de un hombre acusado de preguntar en las redes sociales si alguien en el área metropolitana de Detroit quería "ir a Dearborn y cazar palestinos".
"Tenemos que entender que estos problemas que no son solo en el extranjero, también son muy reales aquí", dijo Imran Salha, el imán del Centro Islámico de Detroit.
Históricamente, los delitos de odio contra los judíos han aumentado durante los conflictos entre israelíes y palestinos, dijo Levin, profesor emérito de la Universidad Estatal de California.
En marzo de 1994, hubo un aumento en los delitos de odio contra los judíos de 79 incidentes a 147 un mes después de que un extremista estadounidense israelí abriera fuego contra musulmanes palestinos en una mezquita, según las estadísticas del FBI.
En octubre de 2000, los delitos de odio contra los judíos en Estados Unidos aumentaron de 81 a 204 en comparación con el mes anterior después de una serie de protestas violentas en píoblaciones árabes en el norte de Israel. Levin observó una tendencia similar en mayo de 2021, especialmente en ciudades con importantes poblaciones judías como Nueva York y Los Ángeles.
En California la semana pasada, se dejaron volantes con retórica antijudía en vecindarios y vehículos en la ciudad de Orange. Y en Fresno, la policía dijo que un hombre sospechoso de romper ventanas y dejar una nota antijudía en una panadería también es una "persona de interés" en el vandalismo de una sinagoga local.
Julie Platt, presidenta de las Federaciones Judías de América del Norte, dijo que las sinagogas y los centros comunitarios judíos de todo el país han fortalecido sus programas de seguridad, pero que no quiere ver a los miembros de su comunidad escondiéndose.
"Creo que todo esto es para aterrorizarnos psicológicamente", dijo. "Mientras no haya amenazas creíbles, creo que deberíamos vivir nuestras vidas judías".
Varios estadounidenses palestinos entrevistados el viernes en un barrio de Brooklyn con una gran población árabe dijeron que el ambiente ha estado tenso en la última semana.
Jumana Alkaram dijo que no ha sido amenazada personalmente, pero que: "Sé que si demostrara mi herencia o la bandera palestina, habría algún tipo de amenaza. Porque la mayoría cuenta con el apoyo de Israel y no tiene la historia legítima completa sobre lo que está sucediendo en Gaza".
En la ciudad de Nueva York, el restaurante palestino Ayat se vio obligado a desconectar su teléfono después de recibir "innumerables" amenazas de voz, según el copropietario, Abdul Elenani. El local cuenta con un mural de un palestino llorando y en su menú se hacen llamados para "poner fin a la ocupación". El viernes, un hombre entró en el comedor gritando "terrorista" a las personas detrás del mostrador, dijo Elenani.
Sin embargo, la recepción hostil fue eclipsada por el apoyo que ha recibido de sus vecinos, muchos de los cuales son judíos y comparten sus opiniones sobre la minimización de las muertes civiles, dijo.
"En Nueva York, todos vivimos juntos, trabajamos juntos, crecemos juntos", dijo Elenani. "Y todos queremos que termine esta violencia."