Las fuerzas de elite de Afganistán se enfrentan a diario contra las temibles fuerzas del Talibán, que ha ganado terreno desde el anuncio de Estados Unidos de que retirará todas sus tropas del país tras la invasión luego de los ataques del 11 de septiembre del 2001.
Los combates se han intensificado tras el comienzo el pasado 1 de mayo del proceso de retirada de Estados Unidos y de la OTAN de Afganistán.
Las cerca de 2,500 efectivos estadounidenses y 7,000 de la coalición internacional abandonarán por completo el país antes de la fecha simbólica del 11 de septiembre, cuando se cumplen dos décadas de los atentados en Estados Unidos que desencadenaron la caída del régimen Talibán.
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En los primeros tres meses del año, 1,783 civiles murieron o resultaron heridos en Afganistán, según la misión de la ONU en el país, un 29% más que en el mismo periodo del año anterior.
BIDEN ANUNCIÓ EL RETIRO TOTAL DE LAS TROPAS DE EEUU PARA ANTES DEL 11 DE SEPTIEMBRE
Los enfrentamientos entre las fuerzas nacionales de defensa y seguridad afganas y el Talibán han aumentado en la mayoría de provincias del país, y a menudo los civiles se ven atrapados en el fuego cruzado.
Afganistán cuenta con un grupo de elite que patrulla a pie y en vuelos de helicóptero ciudades como Kabul, la capital afgana, y Kandahar, donde surgieron los talibanes por primera vez.
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Una de estas fuerzas de elite, llamada Wings, recibió el entrenamiento del más alto nivel por parte de las fuerzas estadounidenses, según reporta The Washington Post.
Las fuerzas especiales afganas conforman un quinto del total de las fuerzas armadas del país devastado por la guerra. Y realizan peligrosos operativos para frenar el avance de los talibanes.
Los afganos ya se lamentan el alejamiento de las tropas estadounidenses que, según claman algunos, deja un vacío para que los talibanes recobran terreno e incrementen su presencia desde que fueron derrotados y alejados del poder hace 20 años.
Bases de EEUU semivacías, sin equipamiento pesado y carentes de aviones o equipos de ataque, contrastan con el pasado, cuando estos elementos iban de la mano de las fuerzas armadas afganas.
Con las negociaciones entre el gobierno de Ashraf Ghani y el talibán en un impasse, se teme un resurgimiento de la violencia, algo que ya se siente.
Un proyectil de mortero cayó el domingo en un lugar donde se celebraba una boda en el norte de Afganistán y mató a siete personas, la mayoría niños, e hirió al menos a otras cuatro personas, según un portavoz policial, según reporta AP.
Insurgentes talibanes atacaron un centro de seguridad del gobierno en el distrito de Tagab y uno de sus proyectiles chocó contra una casa civil, dijo el domingo el portavoz de la policía provincial Shayeq Shoresh. El ataque ocurrió la noche anterior, señaló.
Pero el portavoz talibán, Zabihullah Mujahid, acusó a la policía en un tuit de lanzar varios morteros hacia la vivienda y provocar las muertes, de acuerdo a AP.
El talibán y las fuerzas del gobierno suelen culparse mutuamente de los ataques. Los responsables de los ataques no suelen identificarse y cuando se investigan los muchos ataques en la capital, rara vez se informa al público de los resultados.
