Inmigración: Votación queda inconclusa

WASHINGTON (AP) -- Una vez más, el Tea Party obligó a John Boehner a pestañear.

Unos minutos antes de una votación en torno a un proyecto de ley para hacer frente a la crisis migratoria en la frontera sur de Estados Unidos, y horas antes de que comiencen unas vacaciones veraniegas, una revuelta conservadora dejó al presidente de la Cámara de Representantes sin otra opción que retirar dicha legislación del piso de debates.

La mayoría de los republicanos de la cámara baja estaban ansiosos de aprobar la medida por 659 millones de dólares y decirle a los votantes de sus distritos que actuaron para solucionar el enorme flujo de inmigrantes en la frontera, que repentinamente está ubicándose como una de las principales preocupaciones en las urnas tres meses antes de las elecciones de mitad de período presidencial.

Pero un grupo de legisladores conservadores, algunos de los cuales son los mismos que se resistieron a negociar y obligaron a un cierre gubernamental a fines del año pasado, no quedaron convencidos. Varios de ellos están afiliados con el movimiento conservador Tea Party.

Renuentes a darle al presidente Barack Obama ningún dinero para atender un problema que ellos consideran él creó, y sin creer que tendrán que pagar un precio político por no actuar al respecto, los legisladores elaboraron una estrategia con el senador Ted Cruz en una cena con pizzas la víspera y se mantuvieron inconmovibles frente a las súplicas de Boehner.

Fue insuficiente incluso cuando el presidente de la cámara baja cedió ante sus demandas y accedió a efectuar una votación aparte en torno a la legislación que busca poner límites a la autoridad ejecutiva de Obama sobre las deportaciones.

Cuando llegó la hora de votar el jueves sobre el proyecto de ley fronterizo, hubo una pausa inexplicable en el piso de la Cámara de Representantes y repentinamente el secretario lector anunció un proyecto sobre carreteras no relacionado con el de la inmigración.

Poco después, los republicanos se reunieron en el sótano del Capitolio para una sesión de emergencia. Varios de ellos regresaron a toda prisa desde el aeropuerto, vestidos con una nueva indumentaria de camisetas informales y pantalones vaqueros.

Querían impulsar el proyecto, pero ¿qué cambiaría?

"Espero que algunas personas maduren", dijo el representante Spencer Bachus de Alabama.

Boehner tomó la inusual medida de demorar las vacaciones del Congreso, programadas para comenzar el viernes, y los republicanos de la cámara baja acordaron reunirse de nuevo en la mañana con el fin de ver si pudieran hallar un proyecto de ley que pueda ser aprobado.

Mientras tanto, en el Senado una legislación muy distinta para gastar 2.700 millones de dólares con el fin de atender la crisis fronteriza no fue aprobada en una votación como se esperaba, y los senadores se preparaban para irse de receso. Así, incluso si la Cámara de Representantes tiene éxito en aprobar un proyecto de ley el viernes, no hay posibilidades de que se alcance un acuerdo que permitiera enviar la legislación al escritorio de Obama.

De todas formas, la mayoría de los republicanos insistieron en que querían actuar.

"El pueblo estadounidense espera que nosotros hagamos nuestro trabajo", dijo el representante Charlie Dent, republicano de Pennsylvania de tendencia moderada. "Tenemos tanto una crisis fronteriza como una humanitaria a las cuales hacer frente, y esperan que nosotros actuemos, ahora".

La representante republicana Kay Granger, de Texas y una de las autoras de la medida para la frontera, dijo esperar cambios que harían que partes de la legislación sean más específicas, tales como explicar con detalle quién pagará el envío de la Guardia Nacional.

"En general, todos estamos de acuerdo en que deberíamos quedarnos (trabajando) hasta que tengamos una votación", afirmó.

Sin embargo, no hay garantía de que Boehner prevalecerá, ya que algunos conservadores parecían inconmovibles.

"Creo que al hacer algo, lo único que estamos logrando es asumir nosotros la pesadilla de Obama. Él la creó", dijo el representante John Fleming, republicano por Louisiana.

El desorden en el Congreso surgió con relación a lo que muchos ven como un problema humanitario urgente, el flujo de decenas de miles de menores no acompañados que cruzan sin autorización hacia el interior de Texas. La mayoría provienen de El Salvador, Honduras y Guatemala, donde muchos poblados están agobiados por la violencia de las pandillas. Buscan reunirse con familiares que ya están en Estados Unidos, y han sido atraídos por rumores de que, una vez que ingresen a territorio estadounidense, se les permitirá quedarse.

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