Incierta la reforma migratoria

WASHINGTON - Las posturas tan encontradas que los dos candidatos presidenciales presentaron durante el debate del martes ofrecieron pocos indicios de que tras las elecciones del 6 de noviembre cese la polarización que ha impedido al Congreso abordar una reforma migratoria. Tras un primer debate en el que obviaron el tema por completo, el presidente Barack Obama y su rival republicano Mitt Romney se reprocharon mutuamente sus políticas al debatir por primera vez en público sobre migración. El contraste entre ambas posiciones fue obvio, y prolongó la incertidumbre que rodea a los 11 millones de inmigrantes que no cuentan con la debida documentación, incluyendo a aquellos menores de 30 años traídos a Estados Unidos cuando eran niños y que se han dado a conocer con el nombre de "Dreamers". Steven Camarotta jefe de investigación del Centro para Estudios Migratorios (CIS por sus siglas en inglés) ,-un centro de estudios con sede en Washington que promueve políticas migratorias restrictivas- dijo a The Associated Press que no ve una solución fácil después del 6 de noviembre. "Habrá otras prioridades. Cuando hay una tasa de desempleo tan alta, es difícil sobreponerse al argumento de la competitividad laboral" que representaría el ingreso al mercado laboral formal de millones de personas actualmente no autorizadas. César Vargas, director para Asuntos Gubernamentales de DRM Action Coalition, -ente dedicado a cabildear para que el Congreso apruebe el Dream Act- dijo a AP que siguió con atención el debate y pese a no escuchar novedades sí reparó en la oferta de Romney de ofrecer residencia permanente a aquellos inmigrantes no autorizados menores de 30 años que sirvan en las fuerzas armadas. Durante su intercambio con Obama, Romney señaló que "los hijos de esos que vinieron aquí ilegalmente, esos muchachos deberían contar con una opción para la residencia permanente, y el servicio militar es una manera que ellos tendrían" para lograrlo. El ex gobernador de Masachusets ya había expresado anteriormente su posición a favor de brindar una opción legal solamente para aquellos jóvenes que sirvan en las fuerzas armadas, a diferencia del proyecto de ley apoyado por la Casa Blanca -Dream Act- que busca brindar la opción de naturalización no solo a quienes sirvan en las fuerzas armadas sino también a quienes prefieran ir a la universidad. Vargas indicó que desearía conocer más en detalle el enunciado de Romney porque él "ha demostrado varias veces que no está familiarizado con la jerga del derecho migratorio, así que no sabemos si realmente se refirió al LPR (siglas en inglés del estatus migratorio Residente Permanente Legal) o si se refirió de manera genérica a una legalización del estatus". La portavoz del Comité Nacional Republicano Alexandra Franceschi aclaró a la AP que Romney se refirió en el debate al estatus migratorio Residente Permanente Legal. Los residentes permanentes pueden solicitar su naturalización tras residir de manera continua en territorio estadounidense durante cinco años, salvo contadas excepciones. La oferta de Romney excluye a gran parte de los potenciales beneficiarios del Dream Act -cuya versión más reciente fue aprobada por la Cámara de Representantes pero languideció en el Senado en el 2010- y reemplaza su promesa de vetar el Dream Act que ofreció en enero cuando buscaba atraer los votos de los sectores más conservadores para sobreponerse a otros siete precandidatos en las primarias republicanas. Vargas notó el esfuerzo reciente de Romney para atraer a votantes moderados en el tema migratorio, pero lamentó que siga refiriéndose a los indocumentados como "ilegales". "Vi el debate con mi familia, y escuchar la palabra `ilegales' la primera vez creó un rechazo instantáneo entre los que estábamos en la sala", indicó el activista. Frank Sharry, director de la organización proinmigrante America's Voice, calculó que la propuesta de Romney de ofrecer residencia permanente a dreamers solamente a quienes sirvan en las fuerzas armadas beneficiaría a entre 30 y 50.000 personas. "Lo que Romney propone es darle residencia permanente a unas 30.000 personas, y los demás pueden regresar a casa", señaló al contrastarlo con los 1,4 millones de inmigrantes no autorizados menores de 30 años cuyas deportaciones pudieran ser suspendidas si reúnen los requisitos anunciados en junio. La Casa Blanca anunció el programa de suspensiones tras haber deportado un promedio anual sin precedentes de 400.000 personas, lo cual generó severas críticas de la comunidad hispana, un electorado clave en sus aspiraciones reeleccionistas. Romney dijo recientemente que si llega a la presidencia mantendrá en vigor los permisos ya otorgados según el programa anunciado en junio, pero que no suspenderá deportaciones adicionales. Las autoridades estadounidenses anunciaron este mes haber aprobado la suspensión de 4.591 deportaciones tras haber recibido 180,000 solicitudes. Romney increpó a Obama por haber incumplido su promesa electoral de presentar durante su primer año de mandato una propuesta de reforma migratoria integral. El mandatario respondió que no lo hizo porque no encontró apoyo de los republicanos en el Congreso. Según Camarotta, Obama no presentó una propuesta de reforma migratoria porque nunca vio incentivos de que podría prosperar. "Puedes criticar (a Obama) en el sentido de que no empujó el tema, a diferencia de (su predecesor George W.) Bush que sí estaba comprometido y presentó dos propuestas pese a que también encontró resistencia dentro de su partido", dijo. "La pregunta es cuánta pasión tiene Obama por esta reforma. Uno esperaría ver un esfuerzo parecido al de la reforma sanitaria, pero pareciera que la migratoria no la siente, o no le importa tanto". Las expectativas de que se aprobase una reforma migratoria habían crecido gracias al apoyo del entonces presidente Bush a esa iniciativa, pero un proyecto de ley presentado en 2006 por el republicano John McCain y el demócrata Edward Kennedy -que buscaba una reforma integral e incluía un programa temporal de trabajadores invitados y la posibilidad de legalización para los inmigrantes sin autorización legal- nunca fue sometido a votación y se hundió sin pena ni gloria en el Senado. Bush tampoco logró promover una reforma migratoria en 2007 ante las críticas de que equivalía a una amnistía para los inmigrantes que se cruzaron la frontera sin permiso o que extendieron el tiempo permitido en sus visas. Pero sí fue aprobada la creación un muro de casi 1,000 kilómetros a lo largo de los 3,200 kilómetros de extensión en la frontera con México y numerosas iniciativas para reforzar el control de las fronteras. Camarotta se mostró a favor de la propuesta de Romney de propiciar que los inmigrantes indocumentados decidan voluntariamente regresar a sus países de origen a través de una política denominada "autodeportaciones", pero expresó dudas de que las autoridades estadounidenses "puedan mantener el nivel de esfuerzo necesario durante un periodo prolongado, porque una situación que se ha complicado durante 30 años no se resolverá rápidamente, tal vez una década". Sharry se sumó a las críticas que ha recibido la política de "autodeportaciones", calificándola "una de las propuestas migratorias más radicales que haya presentado un candidato. Romney intentó presentarla como llena de humanidad, porque le daría a las personas la opción de regresar, pero realmente lo que hace es privar a las personas de una opción al negarles cualquier vía para legalizar su estatus". Obama reprochó a Romney por incluir entre sus asesores a Kris Kobach, el autor de la ley migratoria de Arizona que el Departamento de Justicia llevó a los tribunales porque consideraba que propiciaba la discriminación de hispanos y otras minorías.

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