La familia de una joven hondureña en custodia de las autoridades de inmigración desde fines de enero está librando una batalla legal para detener su deportación.
Kimberly Pineda Chávez, de 19 años, llegó a Estados Unidos en la oleada de niños que cruzaron solos la frontera en septiembre de 2014.
Fue detenida mientras se dirigía a su escuela en la ciudad de Atlanta, Georgia, donde estudia el décimo grado.
Agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) la detuvieron cuando salía de su casa, junto a su hermana, la cuñada de su madre y su hijo.
Kimberly tenía 17 años cuando entró al país con su hermana, según su madre huyendo de amenazas de las pandillas en Honduras, que las iban a violar si no les daban dinero.
En la Corte, su caso terminó con un fallo en su contra a fines de 2014.
Según dijo a EFE la abogada de Kimberly, Elaine Cintron, la causa del fallo fue que no recibió asistencia legal adecuada en primera instancia.
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Cintron presentó una nueva solicitud de asilo en el caso, con la esperanza de que sea aprobada para mantener a la joven en EEUU.
Para la Asociación Americana de Abogados de Inmigración, la solución es clara: "nadie debería ser deportado antes de que su caso pueda ser escuchado. Las debilidades y los peligros son especialmente graves en el caso de los niños. Estos operativos son síntomas de un problema mucho más grande. El gobierno debería reconocer plenamente que individuos y familias de Centroamérica merecen protección humanitaria en lugar de un castigo".
Hasta el momento, Telemundo no ha recibido una respuesta del ICE sobre el caso.
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