Jesús Navarro, es de Okland tiene un donante y seguro médico, todo lo que él necesita -aparentemente- para el trasplante de riñón que salvará su vida. El problema es que Navarro, de 35 años, es un inmigrante ilegal. Así que a pesar de trabajar durante 14 años en una fundición de acero en Berkeley y tener un seguro privado, los médicos de la Universidad de California, el San Francisco Medical Center se niega a realizar la operación, de acuerdo lo publicado por "Contra Costa Times", un periódico local. Debates sobre la inmigración ponen a los hospitales en una "zona gris ética ... que odian", informó el rotativo. Muchos hospitales en todo el país han sido criticados por negarse a realizar las operaciones debido a la preocupación sobre la capacidad futura de pagar por la atención, y otros han sido criticados por realizar trasplantes de múltiples órganos en los pacientes que aquí viven ilegalmente. Todo está en "no hacer daño". Navarro siguió trabajando a tiempo completo, a pesar de que por ocho años sufrió de un insuficiencia renal. Estaba obligado el uso de diálisis. Los pacientes de diálisis tienen una esperanza de vida de seis años, informó el mismo diario. Navarro llegó a la cima de la lista de trasplantes del año pasado, pero fue vetado cuando los funcionarios del hospital se enteraron de su situación migratoria. Su esposa le ofreció su propio riñón, pero los funcionarios de nuevo dijeron que no. Así que ahora su caso permanece en el limbo. Su seguro privado continuará, a pesar de perder su puesto de trabajo de fundición, por una auditoría de inmigración el mes pasado. Pero si termina en el hospital, estará en serios problemas: Medi-Cal no pagará por los medicamentos inmunosupresores para evitar el rechazo del órgano. Navarro está buscando un trabajo, le dijo al periódico. En cuanto al nuevo riñón que eventualmente va a necesitar, cuenta con el de su esposa. Ahora sólo necesita encontrar a alguien dispuesto a hacer la operación o morirá.
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