Acción ejecutiva, cautela republicana

La retórica es afilada, pero los aspirantes republicanos a la presidencia se alinearon en general con los que pedían moderación tras la orden del presidente, Barack Obama, de bloquear las deportaciones de millones de inmigrantes que están en el país de manera ilegal.

El ex senador Rick Santorum, un favorito del tea party para la carrera de 2012, instó a los líderes republicanos en el Congreso a "emplear cualquier medio disponible para detener este ataque inconstitucional a nuestra libertad".
El senador Rand Paul de Kentucky, que una vez ejerciera el filibusterismo en la nominación de John Brennan como director de la CIA, en una disputa sobre la vigilancia a ciudadanos estadounidenses, afirmó: "No me sentaré ocioso y dejaré al presidente rodear al Congreso y a nuestra Constitución".
El senador de Florida Marco Rubio, que votó a favor de la ley bipartidista que despejó el Senado en 2013, dijo que el Congreso debería intentar desmontar las medidas de Obama, y llamó a los republicanos a pedir una votación a principios del año que viene sobre una estricta ley de aplicación de normas migratorias.
Sin embargo, como casi todos los posibles candidatos presidenciales, no dio detalles sobre qué clase de respuesta prefiere para intentar revocar los planes del presidente.
La excepción fue el senador de Texas Ted Cruz. Él dijo que el nuevo Senado bajo control republicano, que comienza sus tareas en enero, debería negarse a confirmar a ningún candidato de Obama a cargos oficiales, salvo en puestos clave de seguridad nacional, mientras la orden del presidente se mantenga en vigor.
En una entrevista el domingo en Fox, también dijo que los republicanos deberían "emplear el poder de la cartera" para adosar condiciones sobre financiación, pero no entró en detalles. El senador rechazó la idea de que el cierre del gobierno el año pasado supusiera un daño duradero para el partido, señalando a sus arrolladoras victorias en las elecciones de media legislatura.
Los líderes republicanos en el Congreso prometieron tomar medidas en respuesta a la decisión de Obama, pero aún no han precisado cómo. Un intento de frenar su estrategia restringiendo el uso de fondos federales es una posibilidad, pero el presidente podría vetarlo. Otra opción sería incorporar el asunto en una demanda que la Cámara de Representantes presentó el viernes contra la decisión del gobierno de aplicar la ley de seguro de salud.
Otra alternativa, provocar un cierre del gobierno con la esperanza de que se dé marcha atrás a la orden de Obama, fue descartada en principio por el próximo líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, y el portavoz John Boehner, especialmente como comienzo de una nueva era de control republicano en el Congreso. Más descartado aún está emprender un proceso de impugnación.
Esa reticencia general entre los aspirantes a la presidencia se produce en un momento del calendario político en el que suele aumentar la lucha por el apoyo entre los activistas del partido. Con las elecciones de media legislatura ya a su espalda, la prioridad serán de forma inevitable los primeros caucus y primarias que ahora están a poco más de un año.
Los sondeos públicos sugieren que la inmigración es un tema que divide a los conservadores que forman el núcleo del partido republicano del resto del electorado.
En encuestas de salida de las elecciones del 4 de noviembre, el 59 por ciento de los encuestados dijeron ser partidarios de permitir que los inmigrantes se queden en el país y trabajen aunque estén allí de forma ilegal, y sólo el 39 por ciento dijo inclinarse por la deportación.
El apoyo a que se permita a los inmigrantes permanecer en el país era del 74 por ciento entre los hispanos, cuya influencia en las primarias republicanas a la presidencia suele ser mínimo pero que representan a la parte de más rápido crecimiento en el electorado nacional.
Entre los republicanos conservadores, sólo el 36 por ciento dijo que los inmigrantes que estaban en el país de forma ilegal debían recibir un modo de legalizar su estado.
En los primeros días tras el discurso del presidente, la presión de los activistas del tea party que fueron influyentes en el pasado aún está por consolidarse.
Jenny Beth Martin, que lidera los Tea Party Patriots, pidió firmas para presentar una solicitud al Congreso de que "retire financiación a la amnistía ejecutiva".
Hace más de un año, los grupos del tea party fueron claves al presionar a los legisladores republicanos para que retirasen la financiación a la ley de seguro médico del presidente. Cruz y el senador de Utah Mike Lee asumieron la causa. La consiguiente disputa entre Obama y la Cámara de Representantes, bajo control republicano, llevó a un cierre parcial del gobierno que hundió el apoyo público de los republicanos.
En una reunión de gobernadores republicanos en Florida en los últimos días, el gobernador de Texas, Rick Perry, dijo que las medidas de Obama equivalían a "meter el dedo en el ojo del pueblo americano" y que una demanda era "una posibilidad real".
El gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, otro posible aspirante a la presidencia, acusó a Obama de no gestionar la inmigración, dijo que debería evitarse un cierre gubernamental y declinó decir qué haría como respuesta. Una petición de comentarios adicionales el viernes quedó sin respuesta.
A diferencia de los republicanos, la ex secretaria de Estado Hillary Clinton tuiteó su agradecimiento a Obama el jueves por la noche "por emprender acciones sobre la inmigración ante la falta de acción".
Y añadió: "Ahora volvámonos hacia una reforma bipartisana permanente".
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