Trump y los tanques militares para el desfile del 4 de Julio: ¿política o patriotismo?

El plan del presidente para la celebración está en el centro de la polémica.

El presidente Donald Trump prometió tanques militares además de “¡Increíble espectáculo aéreo y los fuegos artificiales más grandes de la historia!” para el festejo del Día de la Independencia en Washington.

Sin embargo, el Distrito de Columbia no está feliz con la oferta y se queja de que Trump politizará lo que tradicionalmente ha sido un festejo apartidista.

Funcionarios de la Casa Blanca han intentado calmar esas preocupaciones al enfatizar que Trump planea dar un discurso patriótico en el monumento a Lincoln el jueves durante el evento “Salute to America” (Homenaje a Estados Unidos) que está considerado como un homenaje a las fuerzas armadas de Estados Unidos.

Sin embargo, una de las asesoras más cercanas de Trump en la Casa Blanca se desvió del razonamiento cuando le pidieron que anticipara sus comentarios.

La asesora Kellyanne Conway le dijo a la prensa que el discurso de Trump abordaría “lo maravilloso que es este país, nuestros solados y el ejército, y nuestra gran democracia y gran llamado al patriotismo, el éxito de esta administración para abrir tantos empleos para individuos, lo que hemos hecho por los veteranos”.

Trump tuiteó el martes: “Gran 4 de julio en D.C. ‘Saludo a Estados Unidos’. El Pentágono y nuestros grandes líderes militares están extasiados de hacer y esto, y mostrarle al pueblo estadounidense, entre otras cosas, el ejército más fuerte y avanzado de cualquier parte del mundo. ¡Increíble espectáculo aéreo y los fuegos artificiales más grandes de la historia!”

Pero no todos están de acuerdo.

El ejército aprecia el reconocimiento nacional, pero algunos miembros se preocupan de que se los vea como adornos políticos.

Esta preocupación ha aumentado durante el gobierno de Trump con su insistencia de exhibir a el ejército como el principal símbolo de poder e influencia de Estados Unidos en el mundo.

Trump se ha empeñado en celebrar algún tipo de exhibición militar en Washington desde que quedó maravillado poco después de llegar al poder con el desfile en París del 14 de julio, Día de la Bastilla, al que le invitó el presidente francés, Emmanuel Macron, en 2017.

El mandatario estadounidense ordenó al Pentágono organizar un desfile en Washington para el 4 de julio de 2018, idea que luego quedó pospuesta al 11 de noviembre, Día de los Veteranos, y finalmente desechada al filtrarse que iba a costar cerca de 100 millones de dólares.

Estados Unidos no organiza un desfile militar a gran escala desde junio de 1991, después de ganar la primera Guerra del Golfo y con George Bush padre en la Casa Blanca.

En esa ocasión, 8,800 militares desfilaron por el centro de Washington atrayendo a unos 200,000 espectadores, según The Washington Post.

De hecho, los desfiles militares a gran escala en Estados Unidos son algo poco habitual y reservados a celebraciones postbélicas.

Los hubo después de la guerra civil estadounidense, en 1865; una vez finalizada la Primera Guerra Mundial en 1919 y también en 1946, después de la Segunda Guerra Mundial.

Cuando Estados Unidos retiró sus tropas de Irak en 2011, el Gobierno de Barack Obama no quiso organizar un desfile porque la guerra de Afganistán seguía su curso y había vidas estadounidenses en riesgo.

Tampoco los hubo después de las guerras en Corea y Vietnam, ya que Estados Unidos no salió vencedor de esos escenarios.

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