Se hizo justicia para una empleada doméstica indocumentada que denunció haber sido abusada y explotada durante los 20 años que trabajó cuidando a una pareja de ancianos en California.
Asegura que, además de pagarle una miseria, los hijos de la pareja la maltrataban.
Francisca Vázquez, de 62 años, asegura que recibió el peor de los maltratos a manos de los hijos de dos ancianos a los que acompañó a morir.
Las condiciones eran tan deplorables que, según la activista Claudia Reyes, le dieron la visa T, reservada para víctimas de trata humana.
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Luego de obtener sus papeles, Francisca demandó a sus empleadores porque no le pagaron más de $500 al mes. Ellos negaron haberla contratado.
La Oficina del Comisionado de Trabajo de California decidió a favor de Francisca, otorgándole $138,386.85 en pagos atrasados, de los que la mujer recibió $100,000.
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El abogado de la familia a la que Francisca le ganó la demanda dice que sus clientes insisten en que la relación que tuvieron con ella nunca fue laboral, que fue pura caridad.
Pero dice que llegaron a un acuerdo financiero con Francisca, para ponerle fin a una situación demasiado traumática y estresante para ellos.
Orgullosa de haber ganado la batalla, Francisca dice que le quedan traumas típicos de las empleadas domésticas. Entre ellos, la muerte de su papá en El Salvador, mientras ella cuidaba al de otros.
