EEUU mantendrá contacto con disidencia cubana

EEUU mantendrá contacto con disidencia cubana

El Gobierno del presidente Barack Obama defendió el martes ante el Congreso de Estados Unidos su nueva política de apertura hacia Cuba pese a reconocer que "la naturaleza del Gobierno cubano no ha cambiado" y a sabiendas de que el proceso de normalización de las relaciones "llevará años".

El subsecretario de Estado para Democracia, Derechos Humanos y Trabajo, Tom Malinowski, reconoció las características que aún conforman al régimen de Raúl Castro, pero insistió en que la política de embargo hacia la isla aplicada durante los últimos 50 años tampoco ha debilitado su sistema.

Durante una sesión del subcomité del Senado para Latinoamérica, su presidente, el republicano Marco Rubio, preguntó a la secretaria de Estado adjunta para la región, Roberta Jacobson, sobre las últimas demandas públicas de su contraparte cubana en las negociaciones, Josefina Vidal, quien ha considerado que Estados Unidos no debe tener contacto con la disidencia de la isla.

"No puedo imaginar que demos un nuevo paso en nuestras negociaciones si no podemos tener contacto con los disidentes", aseveró Jacobson, quien además dijo que las explicaciones en público por parte de la delegación cubana no siempre responden a lo acordado en privado.

Sometida a duras preguntas tanto por parte de Rubio como por el senador demócrata Robert Menéndez, Jacobson reconoció también la represión que todavía emerge por parte de las cuerpos militares cubanos y asumió que Cuba sigue teniendo un sistema unipartidista en el que se coartan numerosos derechos de sus ciudadanos.

La diplomática, que lidera la delegación estadounidense para los contactos con Cuba, reiteró que "hay que entender que las cosas que se necesitarán para la normalización son muchas más que para el restablecimiento de las relaciones".

Por su parte, Menéndez calificó el acuerdo con Cuba como un mal trato por parte de la Administración Obama, aunque se haya dado el paso con "la mejor de las intenciones", ya que, según dijo, "compromete los principios" del país.

Menéndez se refirió a los más de 18 meses de conversaciones previas no oficiales entre Washington y La Habana, en las cuales, según respondió Jacobson, su equipo nunca participó y de las que no tuvo constancia hasta apenas dos meses antes de hacerse públicos los diálogos.

"El acuerdo alcanzado no cambia nada para los estadounidenses cuyos familiares han sido víctimas de las violaciones de derechos humanos del régimen", subrayó el senador por Nueva Jersey.

Asimismo, en un segundo panel, varios disidentes y activistas cubanos de diversas organizaciones defendieron la inclusión de la sociedad cubana dentro de los diálogos que ambos países están llevando a cabo.

"No hay respeto por la autodeterminación de la gente cubana cuando las negociaciones son secretas entre las élites o cuando no hay mención alguna a una posible participación o representación de nuestra propia sociedad", dijo la disidente Rosa María Payá en su turno de palabra.

A este respecto, la líder de las Damas de Blanco, Berta Soler, apuntó que "el Gobierno cubano no es un gobierno soberano" y que "la soberanía de Cuba es el pueblo de Cuba", por lo que sus opiniones deben ser escuchadas.

Payá y Soler estuvieron acompañadas por otros activistas como Manuel Cuesta Morúa, líder del grupo Arco Progresista y la periodista y activista cubana Miriam Leiva.

Cuesta Morúa anunció a los congresistas la intención de organizar entre los grupos disidentes una "cumbre paralela" a la Cumbre de Las Américas que se celebrará en mayo en Panamá, donde se espera que se encuentren Obama y Castro por primera vez tras este giro en sus políticas.

Tras la sesión, Rubio reafirmó ante la prensa sus "profundas reservas" sobre la estrategia del Gobierno estadounidense hacia la isla y subrayó "lo preocupante" de que ni Jacobson ni Malinowski estuvieran involucrados desde el principio en los diálogos dado su rango y su cargo.

La audiencia del martes es la primera de las muchas que se esperan en el seno del Legislativo sobre la política con Cuba, ya que es el Congreso en última instancia el único con la potestad para levantar completamente las restricciones a las que Estados Unidos somete a La Habana.
 

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