Al-Qaida aún quiere vengar muerte de bin Laden

WASHINGTON - A un año del operativo militar de Estados Unidos donde murió Osama bin Laden, al-Qaida se encuentra lisiada y acorralada, y demasiado ocupada por el momento para cometer otro ataque similar al del 11 de septiembre en territorio estadounidense. Sin embargo, la red terrorista todavía sueña con vengarse, y funcionarios de contraterrorismo advierten que, con el tiempo, sus retoños podrían rendir frutos. Una década de guerras en Irak y Afganistán que le han costado a Estados Unidos 1,28 billones de dólares y la vida de 6,300 soldados, ha obligado a los afiliados de al-Qaida a reagruparse, desde Yemen hasta Irak. Se cree que Ayman al-Zawahri, el número dos de bin Laden, está escondido en las montañas de Pakistán, donde el difunto líder terrorista se refugió durante muchos años. "Es iluso decir que al-Qaida está al borde de la derrota", dijo Seth Jones, un analista de la firma Rand y consejero de las fuerzas de operaciones especiales de Estados Unidos. "Han incrementado su presencia mundial, el número de ataques de sus afiliados ha aumentado y en algunos sitios como en Yemen han ampliado el control del territorio". Es un panorama complicado y turbio, difícil de entender para los estadounidenses. Las autoridades creen que el viejo equipo de bin Laden está casi desmantelado. Aunque señalan que las nuevas filiales están atacando blancos occidentales y aliados de Estados Unidos en el extranjero, y todavía aspiran con igualar el histórico atentado que la organización cometió en septiembre de 2001. "Cada uno buscará oportunidades para atacar los intereses occidentales en su área de operación, pero cada grupo tendrá diferente intención y capacidad de ejecutar estos planes", explicó Robert Cardillo, subdirector de Inteligencia Nacional. La más mortífera es la rama en Yemen. No hay señal de un complot activo contra objetivos estadounidenses, pero ciudadanos de Estados Unidos en Pakistán y más allá están siendo advertidos para estar alerta previo al aniversario del 2 de mayo, cuando helicópteros estadounidenses atacaron el complejo donde vivía bin Laden en el poblado paquistaní de Abotabad, matándolo a él, a uno de sus hijos, dos mensajeros y sus esposas.

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