Adiós a los huracanes (por ahora)

MIAMI- Aunque la temporada ciclónica en la cuenca atlántica, que termina hoy viernes, ha sido particularmente activa este año -con 19 tormentas tropicales, de las que 10 llegaron a ser huracanes-, será recordada, sin duda, por la mortífera y devastadora supertormenta Sandy. Este ciclón arrasó a finales de octubre la costa noreste del paía y originó entre 125 y 150 muertos, además de causar daños materiales por valor de entre $50,000 y $100,000 millones, según dijo a Efe Todd Kimberlain, meteorólogo del Centro Nacional de Huracanes (CNH) de EEUU. Así, este fenómeno meteorológico, que previamente azotó también a Haití, Cuba y Jamaica, puede ser "uno de los dos o tres más costosos en la historia" de Estados Unidos, según Kimberlain. Sandy, que oficialmente ya había dejado de ser huracán cuando alcanzó la cota estadounidense, es el único ciclón, además de Isaac, que tocó tierra en Estados Unidos durante esta temporada de huracanes, que comenzó el 1 de junio y acaba este 30 de noviembre. Si bien el presidente estadounidense, Barack Obama, declaró "zona catastrófica" las áreas de Nueva York y Nueva Jersey, anegadas por la marejada, esta supertormenta afectó también a Connecticut, Delaware, Maryland, Massachusetts, Nuevo Hampsire, Carolina del Norte, Pensilvania, Rhode Island y Virginia, y dejó sin fluido eléctrico a unos ocho millones de hogares. Su llegada a la costa estadounidense estuvo acompañada de polémica, ya que algunos meteorólogos expresaron cierta sorpresa por el hecho de que el CNH no emitiera un aviso de huracán (paso del sistema en 36 horas) antes de que su centro Con respecto al resto de la temporada de huracanes, las predicciones de los meteorólogos del CNH, que pronosticaron una actividad por encima de la media en la cuenca atlántica, se cumplieron, aunque tuvo poco impacto en tierra. Lo más "inusual" de esta temporada, según Kimberlain, es que sólo se formó un huracán de categoría mayor (de 3 a 5 en la escala de Saffir Simpson), que fue Michael. Pero no menos extraño resultó que "los puntos calientes" de la actividad ciclónica se localizaran en el centro-este y centro-norte de la cuenca atlántica y que la mayor parte de las tormentas tuvieran una vida corta y "no se desarrollaran en los trópicos". Un factor esencial que contribuyó a la formación de tan alto número de tormentas fue la ausencia del fenómeno de "El Niño", que se desarrolla en el Pacífico y tiene una conexión directa con la atmósfera del Atlántico. "El Niño", según recordó el meteorólogo, inhibe la formación de huracanes en el Atlántico y tiene un efecto contrario en el Pacífico tropical.

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