Dictan sentencia para peligrosos pandilleros

Dos miembros de una conocida pandilla de Chicago fueron condenados el jueves a un total de 45 años de prisión por tráfico de drogas y crimen organizado. Otro importante dirigente también se ha declarado culpable.

Las sentencias de ambos miembros fueron dictadas en un tribunal federal en Hammond, Indiana, a pocos kilómetros de un barrio de los suburbios, donde vivía Alejandro Vargas, el dirigente de la pandilla que ya se ha detenido.

Esto es un ejemplo más de que la delincuencia de las pandillas no se detiene en las fronteras de Chicago, sino que puede también llegar a los suburbios tranquilos y a las pequeñas ciudades que nunca nadie asociaría con ofertas de drogas y asesinatos entre bandas.

Los dos pandilleros condenados el jueves, Sisto Bernal y Santiago Gudiño, habían sido acusados originalmente por los fiscales federales a finales de 2011, como parte de una denuncia detallada, en la que se incriminaba a 21 miembros de la pandilla por distintos crímenes, que incluían asesinatos, venta de drogas y robos. En total, la pandilla tiene imputados doce homicidios en Chicago, seis en Indiana y dos en Texas.

Según la acusación, Bernal contrató a dos policías de Chicago para entregar drogas, armas y dinero en efectivo para los miembros de pandillas. Los oficiales utilizaban sus uniformes para realizar distintas tareas ilegales, como robos.

Por su parte, Alejandro Vargas ya se ha declarado culpable de los cargos de crimen organizado, conspiración de drogas y asesinato. Todavía no ha sido condenado.

Los fiscales dijeron que Vargas estaba a cargo de la región sureste de la banda, incluyendo el lado sur de Chicago y el noroeste de Indiana. David Capp, el fiscal del Distrito Norte de Indiana, declaró que percibieron que Vargas llevaba dos vidas paralelas en los dos estados.

"Parte de nuestra evidencia era que mientras era que durante el día participaba en asuntos penales con la pandilla en Chicago, y por la noche volvería a una de nuestras comunidades suburbanas para asistir a los juegos de Pequeñas Ligas", dijo Capp .

Las autoridades federales dicen que la delincuencia de las pandillas es un problema regional, y que continúan su búsqueda de los pandilleros.

"Hay una presión constante en las comunidades vecinas", declaró Capp. "Si hay cualquier miembro de una organización delictiva en el noroeste de Indiana o el sur de Chicago sigue operando: vamos a por ti. Es así de simple.”

Capp señaló que la tasa de criminalidad se redujo drásticamente después de la ofensiva federal contra las pandillas regionales: "Luego de haber hecho todos los arrestos, y de haber sacado a estas personas de las calles, la tasa de homicidio, por ejemplo en el este de Chicago, descendió”, expuso.

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