La semana comenzaba sin sorpresas y con resaca tras las polémicas elecciones en Venezuela cuando de repente el mundo puso su vista sobre Estados Unidos.
El lunes por la tarde, mientras se celebraba la popular maratón de Bostón, dos explosiones causaban la muerte de 3 personas y dejaban heridos a más de 170.
Martin Richards, un niño de tan solo 8 años esperaba en la línea de meta abrazar a su padre al terminar la carrera, pero su deseo nunca se cumplió, pues fue uno de los fallecidos.
Una joven de 29 años, Krystle Campbell, gerente de un restaurante, que fue junto a una amiga a animar a su novio, tampoco sobrevivió. Era la segunda víctima.
La última víctima en identificar era una estudiante china que se encontraba en Boston haciendo un postgrado en la universidad. El consulado chino en Nueva York confirmaba su muerte posteriormente.
El suceso captó la atención mundial y tras una intensa investigación, la policía de Boston daba con los sospechosos, dos hermanos chechenos residentes estadounidenses. La noche del jueves, Tamerlán Tsarnáev, el mayor de los hermanos fungió como francotirador e hirió mortalmente a un agente policial en el Massachusetts Institute Technology.
Tras ser localizados, los sospechosos fueron perseguidos por la policía y en medio del tiroteo moría uno de los sospechosos. El otro hermano, Dzhokhar Tsarnáev, de 19 años fue capturado tras largas horas de tensión la noche del viernes. Está herido en la cabeza y según las autoridades, sus condiciones de salud "no son buenas".
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Y mientras todo esto ocurría se interceptaron tres cartas con veneno de ricino enviadas a un senador republicano, a un funcionario y al propio presidente Obama. Finalmente, el remitente fue localizado, pero negó haber mandado las misivas.
Justo cuando apenas la ciudad de Boston empezaba a asimilar lo sucedido, otra tragedia golpeaba el estado de Texas. Una planta de fertilizantes explotaba causando la muerte de 15 personas.
Mientras tanto, en Venezuela, Capriles se negó a aceptar la victoria del presidente electo Nicolás Maduro y solicitó un recuento de votos y en el Reino Unido, Margaret Thatcher fue enterrada en una solemne ceremonia con la sonada ausencia de la diplomacia Argentina.
