El Papa en Cuba no lo verá todo

La Habana - La visita del Papa Benedicto XVI a Cuba fue proclamada como un momento decisivo para la iglesia Católica en su camino por aumentar su influencia en la isla y un motivo de orgullo para sus seguidores. Pero hay un grupo menos entusiasmado y algo dolido con el Pontífice: los santeros. Suelen echar los caracoles para leer el futuro, usan collares de colores, se visten de blanco y saludan a sus dioses con tambores y bailes. En realidad constituyen la abrumadora mayoría religiosa en esta nación caribeña pues superan ocho a uno a los católicos. "Si el Papa este (Benedicto XVI) que viene a visitar nuestro país tiene a bien, en su agenda de trabajo, dedicar un espacio para que los yorubas cubanos, asistamos a un encuentro con él, creo que no hay inconformidad", dijo sin mucho entusiasmo Lázaro Cuesta, uno de los más prestigiosos "babalawos" (sacerdotes) de la Comisión la Letra del Año, uno de los grupos de santeros más importantes. "Esta Comisión ya pasó por una visita de Papa (Juan Pablo II) y... no tuvo a bien en ningún momento dirigirse a nosotros", agregó Cuesta. Su amargura deriva del hecho de que los líderes de las religiones afrocubanas recuerdan como un desaire esa visita, en enero de 1998, cuando el Pontífice dialogó con evangélicos, ortodoxos y hasta miembros de la pequeña comunidad judía, pero ni siquiera respondió al pedido de los "babalawos" de ser recibidos. Unos días antes del arribo de Juan Pablo II, los santeros organizaron un "toque de tambor": una ceremonia para que el viaje del Pontífice fuera favorecido por los "Orishas", sus divinidades. Los sacerdotes escupieron aguardiente y soplaron humo de cigarros saludando a los muertos mientras hombres y mujeres bailaron durante horas por el éxito de la visita, que fue calificada como histórica. Según expertos consultados por The Associated Press en la actualidad entre un 70 y 80% de la población cubana realiza algún tipo de práctica religiosa afrocubana, sea la Santería propiamente dicha (Regla de Ocha-Ifá) o alguna de sus hermanas menos conocidas como la Regla de Palo Monte, la de Arará o los Abakuas. La Católica, por su parte, suma una feligresía que no supera el 10% y enfrenta la competencia de otras denominaciones occidentales como los protestantes. "A ese Papa (Juan Pablo II) no le interesaba reunirse con los dirigentes negros de religiones autóctonas que la iglesia Católica desprecia y siempre combatió desde hace cuatro siglos", dijo en entrevista con AP el etnólogo y politólogo cubano residente en Brasil, Carlos Moore. "¿Racismo? Claro que sí". Hasta ahora la agenda del Papa Benedicto XVI, de 84 años, no incluye citas con santeros o líderes de otras religiones.

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