La nueva tendencia entre los jóvenes

WASHINGTON— Las perspectivas de ascenso social están en su nivel más bajo en 50 años entre los veinteañeros, que se abstienen de comprar viviendas y tomar decisiones trascendentales en medio de un mercado laboral débil. Datos de la Oficina del Censo del 2013 revelan el impacto que ha tenido la desaceleración económica en la juventud, incluidas numerosas personas con títulos universitarios a quienes los demógrafos describen como la "Generación en Suspenso" (Generation Wait). Son jóvenes que han contraído fuertes deudas en la universidad o que tienen trabajos mal pagados, que postergan decisiones importantes relacionadas con su carrera profesional, el matrimonio e incluso los hijos. A la espera de un golpe de fortuna, dejan todo en suspenso, viven con amigos o con sus padres y no hacen planes a largo plazo, como la compra de una vivienda y, menos aún, la obtención de una hipoteca. Se sabía que la recuperación de la recesión del 2007-2009 no sería fácil. Pero pocos esperaban estar todavía en el limbo cuatro años después. "Me la paso buscando otros trabajos", expresó Jeremy Bills, de 27 años, de Nashville, Tennessee, quien obtuvo una maestría en desarrollo humano en la Universidad de Vanderbilt en mayo del 2011. Bills, oriundo de Tampa, Florida, se quedó en Nashville, donde esperaban encontrar un trabajo acorde con sus estudios. Pero no lo ha hallado y sobrevive haciendo oficios como eliminar malezas de los jardines o cuidar perros. Dice que tiene una deuda estudiantil de 20,000 dólares y que le preocupa el hecho de que, al no trabajar en su especialidad, "los conocimientos que uno adquirió se atrofian". "No es como montarse a una bicicleta después de un tiempo. No puedes aspirar a un puesto bueno en tu profesión varios años después de graduarte, sin haber trabajado en ese campo en el ínterin", declaró Bills, quien en estos momentos trabaja en una organización sin fines de lucro, en la que gana 12 dólares la hora, y busca un segundo trabajo para complementar ingresos. Entre los jóvenes de entre 25 y 29 años, solo 4.9 millones, o el 23%, se mudaron de vivienda en los 12 meses que culminaron en marzo del 2013, comparado con el 24,6% del año previo. Fue el nivel más bajo desde 1963. El más alto fue 36.75, en 1965. La declinación del último año se produjo luego de modestos aumentos en el 2011 y el 2012, un indicio de que los jóvenes no se animan a probar el mercado laboral de otras ciudades. Los demógrafos dicen que la demora en dar pasos asociados con el ingreso al mundo de los adultos --buenos trabajos, compra de viviendas-- puede ser una tendencia a largo plazo. "La transición hacia la adultez se ha tornado mucho más compleja y demorada. A mucha gente le cuesta lograr la independencia financiera", manifestó Mark Mather, vicepresidenten asociado del Population Reference Bureau, una organización privada. "Muchos van a lograr sus objetivos, pero las va a tomar mucho más tiempo que en el pasado. Cada vez vemos más jóvenes que esperan a los 30 para irse de la casa de los padres". Es común que los adultos jóvenes se vayan a otras ciudades en busca de trabajo. Cuando se quedan en un sitio, generalmente compran viviendas. Y los patrones en estas áreas dicen mucho acerca del estado de cosas. La adquisición de propiedades cayó tres puntos porcentuales, al 65%, entre el 2007 y el 2012, pero la declinación fue mucho más pronunciada entre las personas de 25 a 29 años. En ese segmento la caída fue de seis puntos, del 40.6% al 34.3%. Esto obedece en parte a que es más difícil conseguir hipotecas desde la crisis del mercado de viviendas del 2006. La tasa de migración de adultos de 55 años para arriba, muchos de los cuales se jubilan y se mudan a otras ciudades, se mantuvo en un 4.4% entre el 2012 y el 2013, comparado con el 4% del 2011. "Las personas que se jubilan se muestran más dispuestas a ensayar otras ciudades", señaló William H. Frey, demógrafo de la Brookings Institution, mientras que "muchos adultos jóvenes, sobre todo los que no tienen títulos universitarios, se quedan en el mismo sitio". "Para ellos, el quedarse en un mismo sitio puede ser algo más que una circunstancia temporal y puede pasar a ser la norma", agregó. La espera continúa para Eric Hall, de 30 años, de Decatur, Georgia. Después de sacar una maestría en salud pública en el 2008, Hall se mudó de California a Atlanta, con la idea de vivir con sus padres unos seis meses. Cinco años después, ante la imposibilidad de conseguir trabajo en su campo y luego de cambiar de carrera y empezar a enseñar a alumnos de kindergarten, Hall sigue en la casa de sus padres, concentrado en pagar deudas. Está estudiando para sacar un doctorado en educación, lo que lo dejará con una deuda de 110,000 dólares. "Te limita un poco esto de ir dos veces a la universidad, pero estoy ahorrando y mi madre ha sido muy comprensiva", dijo Hall, quien espera poder irse a vivir por su cuenta pronto. "Tal vez en el próximo verano", a mediados del año que viene.a

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