La crisis cubana rebajó la mortalidad

Por si dudabas que las crisis económicas dejaran algo bueno a la sociedad, un estudio publicado por el British Medical Journal indica que en la depresión cubana de los años 90, cuando la Unión Soviética desapareció y dejó de proveer a la isla con alimentos, la población experimentó una pérdida de peso moderada y aumentó la práctica del ejercicio físico. Todo esto trajo como consecuencia un descenso en las cifras de mortalidad por enfermedades coronarias y diabetes. ¿Quieres conocer la otra cara de la crisis? ¡Sigue leyendo! Los datos de la investigación recabados entre 1991 y 1995 muestran que la población cubana aumentó los niveles de actividad física, debido a que los medios de transporte públicos y privados prácticamente desaparecieran por la falta de petróleo. Al mismo tiempo, el consumo de calorías por persona también se redujo considerablemente, de 3,000 calorías diarias a 2,200, lo que se tradujo en una pérdida de peso generalizada. El estudio liderado por Manuel Franco, profesor en la Universidad de Alcalá y Johns Hopkins indica que al reducir en solo cinco kilos el peso en toda la población, podría disminuir en un tercio la mortalidad por enfermedad coronaria. Las conclusiones del trabajo se basan en los datos recogidos durante 30 años de una población muy especial y homogénea que se vio sometida a una crisis. “De aquí se puede extraer que las políticas de transporte son importantes” comenta Franco y menciona como ejemplo el uso de la bicicleta. Sin embargo, los investigadores señalan que no se puede concluir cuál de los tres factores estudiados (menor ingesta calórica, pérdida de peso y aumento del ejercicio) es más decisivo para disminuir la mortalidad cardiovascular. “Lo que aprendemos con estos datos es que la dieta y la actividad física tienen que ir de la mano y que hay que intentar que sea toda la población la que vaya por ese camino", subraya el líder de la investigación.

Cuéntanos, ¿qué opinas de los efectos positivos que trajo consigo la crisis cubana?

FUENTES:

British Medical Journal

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