El FN se posiciona en la política francesa

La líder del ultraderechista Frente Nacional (FN), Marine Le Pen, aseguró que su victoria en las elecciones europeas en Francia les convierte, de hecho, en un partido "de gobierno" y dispuesto a asumir ante la UE el rol de "vigía" que los franceses le han encomendado.

"Sea cual sea el tipo de escrutinio, local o nacional, el FN progresa. Se ha convertido en un partido de gobierno para los franceses, capaz de asumir sus responsabilidades absolutamente en todas partes", indicó en rueda de prensa desde la sede de su agrupación en la localidad de Nanterre.

Puntual y con una potente dialéctica contra sus opositores y la UE, Le Pen, cuya formación se hizo en las europeas de este domingo con el 24,85 por ciento de los votos en Francia, equivalentes a 24 de los 74 escaños del país, saludó que la ciudadanía tomara consciencia de su "proyecto patriota".
El único -señaló- que durante la campaña se distanció de argumentos alejados de la realidad del día a día para abordar "todos los temas de fondo", como el patriotismo económico, el tratado de Schengen, la inmigración, el proteccionismo o la identidad, "sin caer en la demagogia".
"Vamos a intentar constituir un grupo para tener más peso en el Parlamento Europeo (...), pero más allá de este aspecto más técnico que político, nuestro objetivo es bloquear con nuestros cargos electos las evoluciones nefastas de la Unión Europea", indicó ante la prensa francesa e internacional.
Eso implica -insistió- defender "en toda circunstancia" los intereses de Francia y de los franceses, "dar a conocer los escándalos que se cometen a nivel europeo", y, añadió: "Asumir nuestro rol de vigía para interpelar a la opinión".
Le Pen recordó que los diputados del FN constituyen en la Eurocámara el primer grupo de franceses, con esos 24 representantes, y "el tercero más importante a nivel europeo, por detrás de la CDU y el SPD". Y descartó aliarse con el húngaro Jobbick o el griego Amanecer Dorado, tras asegurar que no comparte su ideología.
La nueva dimensión de su partido, que por primera vez en su historia llegó en cabeza en unas elecciones de carácter nacional, y duplicó con creces su récord de 1989 en las europeas, año en el que obtuvo el 11,5 % requiere, según avanzó, una reorganización interna que se abordará en su congreso del próximo noviembre.
Pero de forma inmediata, en la línea con lo declarado tras conocerse los resultados, reclamó la disolución de la Asamblea Nacional "como un acto de realidad política", porque la legitimidad del poder actual, a su juicio, "es claramente insuficiente".
Le Pen reclamó también una moratoria inmediata sobre el proyecto de construcción europea -"no debe darse ningún avance hacia el federalismo"- y aseguró que estarán presentes en la Eurocámara para denunciar toda evolución en ese sentido.
Con prisas para que se refleje a nivel práctico la confianza mostrada hacia su partido, la líder de la extrema derecha gala subrayó que si el presidente, François Hollande, ha escuchado el mensaje de la ciudadanía, no debe hacer oídos sordos a sus peticiones.
Entre sus tres medidas "precisas", el cese oficial de las negociaciones sobre la adhesión de Turquía a la UE, la nacionalización parcial del grupo industrial Alstom para que se privilegie "una solución francesa", y el veto definitivo de Francia a las negociaciones sobre el tratado transatlántico.
"Es hora de que la oligarquía tenga en cuenta la voluntad del pueblo", concluyó Le Pen, en un discurso en el que criticó que Hollande no esté dispuesto a cambiar de rumbo "en función de las circunstancias", como si el voto de los ciudadanos no fuera "el fundamento de la democracia".
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