Correa busca protagonismo

LIMA - Rafael Correa, un populista de izquierdista ganó en el 2006 la presidencia de Ecuador en su primera postulación a un cargo de elección popular. El economista, que estudió en Estados Unidos y Europa, atenúa la impulsividad que le caracteriza con su gran capacidad de cálculo. La decisión de conceder el jueves asilo al fundador de WikiLeaks, Julian Assange, fue todo menos una coyuntura emocional del mandatario. Correa, de 49 años, sabía que su proceder podría ofender profundamente a Estados Unidos, Gran Bretaña, Suecia y quizá a la Unión Europea. También sabía que estaría incitando represalias comerciales y políticas en perjuicio de su pequeña nación de 14 millones de habitantes y exportadora de petróleo. No han ocurrido todavía las represalias, pero Gran Bretaña dijo que negaría a Assange el salvocunducto para que se marche del país. Suecia, que pretende a Assange para interrogarlo porque está acusado de conducta sexual indebida, cito al embajador de Ecuador para presentarle una firme protesta. Conceder asilo al responsable de la mayor difusión sin precedentes de secretos filtrados de Estados Unidos parecía algo demasiado tentador para que Correa se resistiera. Con la medida, Correa reivindica su autoridad moral y logra que se le asocie con quien es considerado por sus seguidores como el Robin Hood de la era digital que lucha contra los abusos de los grandes gobiernos y de las grandes corporaciones. El legislador Eliot Engel, miembro importante en la subcomisión del Hemisferio Occidental de la Cámara de Representantes federal de Estados Unidos, se ha entrevistado con Correa en diversas ocasiones y considera que el mandatario es consciente de la apuesta que ha hecho. "(Correa) es muy inteligente y esta decisión no la tomó al vacío", señaló Engel, demócrata de Nueva York. "El motivo sería más o menos pasar al frente del grupo que pica los ojos a Estados Unidos", agregó. Engel se refirió a la alianza que integran Cuba, Bolivia, Nicaragua, Argentina y al presidente venezolano Hugo Chávez, cuya longevidad es incierta debido a la lucha que éste libra contra el cáncer que padece. Correa fue el motivo por el cual el director del principal diario opositor de Ecuador buscó algún tiempo asilo a principios de año y se escondió durante 14 días en la embajada de Panamá en Quito cuando la Corte Suprema de Ecuador ratificó un fallo por difamación -un delito penal- contra ese ejecutivo y otros editores. Correa concedió después el perdón a los inculpados y condonó la indemnización por 42 millones de dólares reclamada al diario, aunque grupos que defienden la libertad de prensa y los derechos humanos afirman que el mandatario persiste como una amenaza a cualquier expresión que le desagrade. El presidente también ha aprovechado las restricciones a la propiedad de medios que decretó un congreso leal a él para amordazar a la prensa propiedad de la oposición a la que el gobernante acusa de corrupta y de pretender destruirlo. Correa exhibió su gran apoyo a la difusión de los mensajes filtrados en WikiLeaks y tanto él como Assange compartieron en mayo una evidente afinidad cuando el ex ciberpirata australiano lo entrevistó para su programa televisivo financiado por el Kremlin. Al final de esta nota puedes ver la entrevista completa que le hizo Assange a Correa. "Sus WikiLeaks nos han hecho más fuertes", expresó Correa a Assange en aquella ocasión. Debido a un mensaje difundido por WikiLeaks, Correa expulsó en 2010 al embajador estadounidense que había dicho que un jefe policial ecuatoriano era corrupto y que el presidente se hacía de la vista gorda. Rafael Correa, que busca la reelección en febrero, goza de altos niveles de aprobación que alcanzan 70%, debido en gran parte a un fuerte gasto público que le ha ganado popularidad al mandatario entre las clases de escasos recursos.

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