
¿La buena noticia? Se espera que el precio de una fiesta del Super Bowl no varíe mucho este año, con un aumento promedio de unos 10 centavos con respecto al año anterior.
¿Y la mala noticia? Es posible que los consumidores tengan que hacer algunos trucos para que su dinero llegue más lejos.
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Los economistas del Instituto Agroalimentario Wells Fargo han descubierto una sorprendente diferencia en los precios de los ingredientes y alimentos preparados más populares para el día del partido, por lo que encontrar un equilibrio entre los artículos más caros y los que han bajado de precio puede ayudar a evitar que el presupuesto se dispare.
Han fijado el precio de un menú de fiesta del Super Bowl para 10 personas en alrededor de $139 este año, solo un 0.1% más que el año pasado.
Mientras que la inflación y la contracción de la inflación han sido palabras de moda en las tiendas de alimentos desde hace un tiempo, idear un plan de juego ganador para mantener contentos a los invitados a la fiesta podría convertirse en un desafío aún mayor a medida que la administración Trump busca oportunidades para imponer más aranceles.
Sin un tema general y fácil de entender que lo explique todo, los economistas de Wells Fargo dicen que los organizadores de fiestas deben adquirir "fluidez alimentaria" para sortear con éxito las fluctuaciones de precios.
Una revisión de los datos de NielsenIQ, que realiza un seguimiento de los alimentos escaneados en los comercios minoristas de EEUU, muestra que el apio y el brócoli son las mejores verduras para mojar este año, ya que ambas han visto disminuidos sus precios. También han bajado las patatas fritas, los camarones congelados y la coliflor.
Los precios de la salsa y el queso para nachos se mantienen estables, pero la cosa se complica si el menú es un dip de guacamole.
Los aguacates frescos han subido un 11.5% respecto al año pasado, pero el guacamole preparado sólo ha aumentado un 1.5%. Así que hacer guacamole desde cero puede suponer un ahorro a pesar de la subida del precio del aguacate. Según los expertos, esta situación pone de relieve la tendencia general a la variabilidad de precios dentro de las categorías.
En general, el precio total de las patatas fritas y el guacamole es solo dos céntimos superior al del año pasado.
En cuanto a las bebidas, la cerveza y el vino solo han aumentado un 2%.
Las alitas de pollo siguen siendo las favoritas, pero este año tienen un precio más alto. Han subido más de un 7%, un aumento que refleja no sólo la inflación, sino también una demanda sostenida de los consumidores que soporta precios más altos.
El lado positivo es que los precios al por menor de las gambas enteras congeladas han bajado un 4%. Esto se debe al aumento de la oferta de los países exportadores de camarones y a la subsiguiente disminución de la demanda tras los picos de precios en torno a la pandemia de coronavirus. Aunque los camarones son dos veces y media más caros por libra que las alitas de pollo, podrían ser el "Hail Mary" para alcanzar esos objetivos proteínicos.