Hijo de Escobar, muy fashion

MIAMI.- Atractivas imágenes plasmadas sobre telas de camiseta y jeans, un video alta resolución realizado con los más altos estándares profesionales, y con bellos modelos que muestran las prendas mientras se escucha una seductora música de fondo… Todo esto sería normal para el mundo de la moda si no fuera porque la inspiración de la colección es el legendario capo colombiano Pablo Emilio Escobar Gaviria, y su creador, Sebastián Marroquín, cuyo nombre real es Juan Pablo Escobar, el mísmisimo hijo del narcotraficante. Marroquín, de 35 años, quien reside actualmente en Argentina y cambió su nombre para no ser relacionado con él, ahora saca a la venta una línea de ropa con el nombre “Escobar-Henao”, sus apellidos originales. Sin embargo, no cabe duda que "la sangre llama" y esta colección que lleva el lema “In Peace we Trust” (En la paz confiamos) parecería ser un reencuentro artístico y catarsis del tremendo legado que su padre le dejó. Con un sitio web, cuentas en YouTube, Facebook y Twitter, Marroquín, a través de su línea de ropa y –quizás- tratando de retomar su vieja identidad, no sólo intenta vender jeans y camisetas, sino que abre un espacio al diálogo sobre las acciones de su padre. “Entendemos y respetamos tu opinión. Escobar Henao no hace apología del delito. Reflexionamos sobre los delitos atroces cometidos en el pasado enviando siempre un mensaje de Paz e invitando a los jóvenes a no repetir la historia de Pablo Escobar”, dice un video producido para mostrar sus creaciones y que inicia con un remix con la voz de su padre colgado en YouTube hace dos meses. En este texto también explica que Escobar Henao no vende –actualmente- sus productos en territorio colombiano, pues consideran prudente esperar a que el mensaje se consolide para mantener así una postura respetuosa hacia las víctimas de esta historia. De alguna manera Marroquín busca volver a congraciarse con Medellín, la ciudad que tanto sufrió las consecuencias de los actos de su padre, al establecer la fábrica de sus productos en ésta. Marroquín aseguró en entrevista con Associated Press que escogió la ciudad de Medellín, entre otras cosas, para apoyar la industria nacional, para generar empleo y para tratar de disminuir la violencia que su padre durante más de una década sembró en sus calles. Al menos ocho personas trabajan de forma directa en la fabricación de las prendas, dijo. "No queremos lucrarnos del dolor de ningún colombiano", aseguró Marroquín. "Los colombianos le sacan a uno el cuerpo (evaden) más que la gente del exterior, aunque yo entiendo que mi padre dejó una ola de violencia muy fuerte que marcó un país". Marroquín también dijo que parte de las ganancias que obtiene la firma "Escobar Henao", cuya cuantía no detalló, son invertidas para ayudar a familias (quienes prefieren mantenerse en el anonimato) en Medellín, muchas veces en especie con sillas de ruedas o tutorías estudiantiles, tal como lo hizo su padre con muchos que aún lo recuerdan con cariño. El que un Escobar vuelva a derrochar generosidad en esta ciudad abre heridas profundas. Marroquín dijo que en un principio buscaron apoyar el trabajo de ONGs y otros planes sociales, pero que fueron rechazados por ser familia del narcotraficante. Las prendas han causado controversia, ya que muchos opinan que no es correcto que la imagen de un delincuente se aproveche para fines comerciales. "El hijo de Pablo Escobar es un ciudadano que tiene sus derechos y tiene la posibilidad de realizar las actividades comerciales que desee", dijo a la AP el ex ministro de Justicia Carlos Medellín Becerra.

Su padre, Carlos Medellín Forero, fue uno de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia muertos en el asalto en noviembre de 1985 al Palacio de Justicia por una guerrilla ya pacificada, en un acto que una comisión de la verdad dijo que fue financiado por Escobar. "No hay duda que hay un aprovechamiento de la imagen de un delincuente muy grande para vender álbumes, ropa, camisetas lo que fuera. No es correcto aprovechar la imagen de un delincuente para fines comerciales, ni para el hijo de Escobar ni para nadie", añadió Medellín. Esta colección lejos de estar enfocada a un mercado popular va más bien dirigida a uno solvente, ya que el precio que se paga por una camiseta va desde $65 dólares hasta $140 por unos jeans. Pablo Escobar fue reconocido por tener una mente empresarial excepcional, seguramente su hijo algo le habrá heredado y ahora lo está poniendo en práctica en una industria mucho más glamorosa… y menos peligrosa.

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