Cuando el graffiti llegó a los museos

Una pintada en la calle, un farol decorado con colores, un cubo de basura al que la agregaron orejas de conejo… El arte callejero evolucionó en los últimos años y hoy en día se pagan cifras millonarias por obras de artistas que comenzaron pintando en la calle.

En los años 60 y 70 los primeros artistas callejeros eran rudimentarios. Las pinturas en las paredes se usaban para difundir ideas y la complejidad artística era casi nula. Con el tiempo las bandas de USA empezaron a dejar firmas en paredes para delimitar zonas, más adelante se empezaron a decorar esas firmas poniéndoles colores vistosos y coronas.

Desde los 80´s hasta hoy el arte callejero a pegado un salto increíble. Es común ver en las calles de nuestras ciudades verdaderas obras de arte. Pinturas que cubren edificios enteros o imágenes que valen más que mil palabras. Este tipo de expresión se valora aun más si tomamos conciencia de que son ilegales y de que se deben realizar en apenas minutos, cuando la policía no está en la zona.

Revolución de arte en UK

El artista callejero más famoso del momento está en el Reino Unido, su apodo es Banksy. Se hizo famoso por la creatividad de sus stencils (cartones previamente agujereados sobre los que se rocía pintura en spray y que permite hacer una pintura en la pared, en serie, rápidamente) y por ser crítico con el sistema. Bansky criticó el concepto de arte, al disfrazarse y emplazar sus propias obras subrepticiamente en museos como el British Museum o en el MET de Nueva York.

Sus obras, francamente hilarantes poblaron las calles de Londres. Una típica cabina de teléfono inglesa doblada en un ángulo imposible, una interminable línea blanca de 500 mts que atravesaba la ciudad y terminaba en la nariz de un policía –pintado en una pared- que la snifaba, una empleada del hogar que esconde la basura detrás de una pared. Los mensajes de este artista fueron críticos con la guerra de Irak y con el control del gobierno sobre los ciudadanos.

Las grandes galerías se han lanzado a seducir a estos artistas callejeros para que se animen a exponer con ellas. Sin embargo, entre los artistas callejeros, esto puede ser considerado una traición a su código de conducta. Se pinta para ir contra lo establecido, para denunciar, para sorprender… Pero las cifras que han alcanzado algunas obras callejeras en la última exposición de arte callejero del Hotel Dassault de París, hace que permanecer fieles al ideario sea difícil, ya que se han pagado por pinturas de graffiti por encima de los 100.000 euros.

Sea que esté en un museo o al aire libre, es fantástico que una pintura en una pared nos haga pensar, sentir, estar vivos.

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