Margarita García Flores vive sola y entre las rejas en una urbanización en Caguas.
Aunque a simple vista, la residencia aparenta ser acogedora, tras las puertas esconde la miseria.
La anciana de 74 años, quien denunció que su familia la abandonó, vive entre basura, sabandijas y pestilencia. No tiene muebles ni enseres eléctricos funcionales. Dice que tampoco tiene ropa interior.
Tras un accidente, quedó en silla de ruedas. Dos vecinos la ayudan y alimentan a diario.
Hace unos años, la vivienda sufrió un incendio, momento en que comenzó la desgracia de la señora, que vive con $519 de cupones y seguro social. Con este dinero, paga los servicios de agua y electricidad, que superan los $100 mensuales.
García Flores dice no padecer enfermedades crónicas, pero sí tiene los vicios del cigarrillo y el alcohol, los cuales dice, son su única compañía.