Obama pide un respiro a republicanos

WASHINGTON — Mientras los líderes republicanos apagan las esperanzas de que se alcance una reforma integral a las leyes de inmigración este año, la Casa Blanca espera que la resistencia republicana sea temporal y táctica, y se ha resistido a la presión de algunos aliados políticos del presidente Barack Obama para que tome medidas ejecutivas y reduzca la cantidad de deportaciones. Para un mandatario que trata de dejar un legado legislativo, el estado actual del debate sobre la inmigración es como caminar por la cuerda floja. Obama pudiera tomar medidas por su cuenta para reducir las deportaciones, pero eso probablemente afectaría seriamente cualquier posibilidad de una reforma integral y permanente. Sin embargo, si muestra demasiada paciencia, la oportunidad pudiera escapársele entre los dedos. El republicano John Boehner, presidente de la Cámara de Representantes, prácticamente eliminó el jueves cualquier posibilidad de que se apruebe una reforma a las leyes de inmigración antes de las elecciones de este año, bajo el argumento de que los republicanos no confían en que Obama implemente todos los aspectos de una reforma a las leyes de inmigración. Funcionarios de la Casa Blanca opinan que Boehner sí quiere que a la larga se apruebe una reforma, pero reconocen que el presidente de la cámara baja enfrenta una fuerte resistencia de los conservadores, quienes se oponen a cualquier forma de legalizar a inmigrantes que han entrado al país sin autorización o que se han quedado después del vencimiento de sus visas. Por otra parte, los republicanos desean mantener la atención este año electoral en la controvertida ley de seguros de gastos médicos de Obama. El presidente está dispuesto a darle a Boehner cierto margen de maniobra con el fin de apaciguar la indignación conservadora ante unos principios sobre la reforma a las leyes de inmigración que el presidente de la cámara baja les presentó la semana pasada. Por ahora, la Casa Blanca mantiene su apoyo a una ley de reforma integral aprobada por el Senado el año pasado, pero no trata de presionar a Boehner sobre cómo proceder en la Cámara de Representantes, controlada por los republicanos. "Esa noticia de ayer fue desalentadora, pero no completamente sorprendente", dijo Jennifer Palmieri, directora de comunicaciones de la Casa Blanca. "Es un asunto complicado para ellos". Por su parte, el vicepresidente Joe Biden declaró el viernes a la cadena de televisión CNN que Obama espera a ver qué aprueba la cámara baja antes de responder. "Lo que no queremos hacer es crear más problemas con el fin de que John Boehner pueda impulsar esto", dijo. Sin embargo, la opinión de la Casa Blanca pudiera ser exageradamente optimista al minimizar la fuerza de la oposición para tomar medidas este año. Para los republicanos, la inmigración representa dos retos políticos. A corto plazo, muestra los conflictos dentro del partido en momentos en que desean usar su oposición unificada a la ley de gastos médicos de Obama como un tema clave en las elecciones de 2014. El asunto de los inmigrantes crea distracción sobre esa estrategia. Sin embargo, el no aprobar una reforma significaría una fuerte presión sobre las probabilidades de que un republicano gane las elecciones presidenciales de 2016 si los electores hispanos, molestos, se movilizan para votar por el candidato demócrata. Funcionarios demócratas familiarizados con la postura de la Casa Blanca dicen que también existe la posibilidad de que Obama pudiera tomar medidas ejecutivas en noviembre o diciembre, después de las elecciones legislativas. Mientras más tiempo permanezca sin solucionarse el tema de la inmigración, más presión sentirá Obama de parte de los defensores de los inmigrantes para que tome medidas ejecutivas y reduzca las deportaciones. Desde que el mandatario asumió el cargo en enero de 2009, Estados Unidos ha deportado a más de 1,9 millones de inmigrantes que carecían de autorización para estar en el país. La Casa Blanca insiste en que el presidente se limita a cumplir las leyes y no puede tomar medidas unilaterales para cambiarlas, postura con la que los grupos de defensa de los inmigrantes no están de acuerdo. "El gobierno tiene tanto la autoridad jurídica y moral para implementar cambios que reduzcan el dolor y el sufrimiento de la comunidad (de inmigrantes sin autorización) en este momento", dijo Marielena Hincapié, directora ejecutiva del Centro Nacional de Derecho sobre Inmigración. Estos activistas desestiman las afirmaciones republicanas de que no se puede contar con Obama para que haga cumplir las cláusulas de seguridad fronteriza de una nueva ley de inmigración.

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