Último esfuerzo de campaña

HOLLYWOOD (Florida) - Cuando faltan horas para el veredicto de los electores en las urnas, el presidente Barack Obama recorrió el domingo varios estados disputados, mientras Mitt Romney visitó el bastión demócrata de Pensilvania, en un intento por lograr un avance en una reñida contienda, aunque consideró posible la derrota. Ante algunas de la mayores multitudes reunidas durante los diversos actos de campaña, ambos contrincantes pusieron de relieve sus diferencias en economía, atención de salud y otros temas, al tiempo que expresaron su disposición a trabajar con el otro partido y a poner fin al estancamiento legislativo en Washington. "Ustedes tienen el poder", dijo Obama a miles que lo ovacionaban en Nueva Hampshire, en su primer acto político de una jornada proselitista cuya conclusión estaba prevista para después de la medianoche en la Costa Este. En Cleveland, los simpatizantes de Romney abuchearon cuando éste dijo la frase "si el presidente fuera elegido", pero luego soltaron la carcajada cuando el abanderado republicano afirmó que "es posible pero no probable". Esta expresión fue un reconocimiento inhabitual ante un auditorio de que la derrota es posible a pesar de la confianza de la que han hecho gala Romney y sus colaboradores. Tras una campaña política que comenzó hace más de un año, según las más recientes encuestas ambos contrincantes escenifican una contienda impredeciblemente reñida por el voto popular a nivel nacional. Sin embargo, los sondeos dejan entrever que el presidente tiene una ligera ventaja en el voto electoral estado por estado, el cual definirá la contienda electoral, incluidos Ohio, Wisconsin, Iowa y Nevada. Sin admitir para nada su derrota, Romney viajó a Pensilvania para su primer acto político en ese estado en toda la campaña. La última ocasión en que el estado votó por un candidato presidencial republicano fue en 1988. Sin embargo, Romney y sus aliados comenzaron ahí una intensa propaganda en los últimos días de la campaña proselitista mientras que las encuestas públicas y privadas señalan que las preferencias están relativamente parejas en el estado. El tema musical de la película "Rocky" sonaba en los altavoces cuando Romney subió al podio. "El pueblo de Estados Unidos entiende que ganaremos la Casa Blanca porque triunfaremos en Pensilvania", dijo Romney ante una gran multitud que había esperado horas en medio del frío de la noche. Horas antes, Romney comenzó la difusión de un nuevo mensaje televisivo, posiblemente el último de su campaña, para que coincidiera con sus presentaciones en Iowa, Ohio y Virginia, así como en Pensilvania. "Sólo ofrece excusas. Yo tengo un plan" para arreglar la economía. "Estoy ansioso por comenzar", señala Romney en referencia a Obama. En Des Moines, el republicano dijo que sostendría reuniones regulares con "los hombres y mujeres de buena voluntad en ambos lados del pasillo" del Congreso. Después en Cleveland, afirmó que Obama "en lugar de reducir las divisiones, las amplió". Obama, por su parte, había programado visitas a Nueva Hampshire, Florida, Ohio y Colorado y de acuerdo con algunas encuestas, saca una ligera ventaja. Un grupo conservador citó numerosas encuestas que favorecen al presidente para solicitar de manera urgente por correo electrónico donaciones para esta etapa final de la campaña a fin de poner fin a la permanencia del mandatario en la Casa Blanca. En Florida, el presidente dijo que desea trabajar con los republicanos, pero de inmediato señaló que habría límites al tipo de compromisos que aceptaría. "Si el precio de la paz en Washington es concertar acuerdos que signifiquen el fin de la asistencia financiera a los estudiantes, o la eliminación de los recursos a la planificación familiar, o permitir que las aseguradoras discriminen a personas que tienen alguna condición específica de salud, o eliminar la atención médica para millones que están en el seguro Medicaid... no estoy dispuesto a pagar ese precio", señaló el presidente en una suerte de lista de acusaciones contra Romney. Ambos contrincantes y sus compañeros de fórmula viajaron a diversos estados en momentos en que se transmitían aproximadamente un millón de mensajes finales de campaña en un costoso intento por influir a un grupo cada vez menor de electores que acudirán el martes a las urnas. Más de 27 millones de votos fueron emitidos por adelantado en 34 estados y el Distrito de Columbia, aunque ninguno será contado sino hasta el día de las elecciones. Casi cuatro millones de estos votos fueron depositados por floridenses mientras que los demócratas mencionaron la presentación de un número sin precedentes de solicitudes de sufragio anticipado en una demanda que presentaron para exigir una ampliación de este proceso. Un juez concedió esta petición en un sólo condado donde el lugar en el que se efectuaba la votación adelantada fue cerrado el sábado varias horas a causa de una amenaza de bomba. Obama y Romney tienen agudas discrepancias sobre las medidas que debe adoptar el país frente al lento crecimiento de la economía y el alto desempleo, y precisamente estas diferencias se han agudizado durante la campaña. Una de las más notables es la disposición de Romney a ampliar sin excepciones la reducción impositiva que expirará próximamente, aunque Obama desea que continúe salvo para quienes tengan ingresos de más de 250,000 dólares. En el sistema electoral estadounidense, el ganador no se determina por el voto popular a nivel nacional, sino en competencias estado por estado, por eso los estados "péndulo", que no son sistemáticamente ni republicanos ni demócratas, tienen extrema importancia en una contienda así de cerrada. Romney y Obama de hecho están compitiendo por ganar al menos 270 votos electorales, los cuales se determinan con base en la población de cada estado y su representación en el Congreso. Esto eleva la posibilidad de que suceda lo mismo que en las elecciones de 2000, cuando el republicano George W. Bush ganó la presidencia por una mayoría de votos electorales, pero el demócrata Al Gore tuvo una ligera ventaja en el voto popular. El frenético final de la campaña llega con la ola de la tormenta Sandy que devastó la costa oriental de Estados Unidos. Esto le dio a Obama una posibilidad de entrar en acción como comandante en jefe y mostrar bipartidismo al trabajar con autoridades republicanas como el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, y dejó a Romney batallando para encontrar el tono correcto.

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