Holder se despide del Departamento de Justicia

Holder se despide del Departamento de Justicia

Eric Holder, el primer fiscal general negro de Estados Unidos, se despidió el viernes del Departamento de Justicia con un emotivo discurso en el que defendió seis años de trabajo a favor de los afroamericanos y los homosexuales, cuya igualdad consideró "el tema de derechos de nuestro tiempo".

"Ahora ya podemos decir oficialmente que Holder es libre", bromeó el fiscal durante su ceremonia de despedida en el Departamento de Justicia, al mismo tiempo que se quitaba una pulsera con la frase "Libera a Eric Holder" y la lanzaba al público, que estalló en aplausos.

El brazalete se convirtió en un broma interna entre Holder y sus compañeros del Departamento, mientras esperaban la confirmación del Congreso de Loretta Lynch como fiscal general, que después de cinco meses, el próximo lunes, con su toma de posesión, se convertirá en la primera mujer negra en encabezar la justicia estadounidense.

"No quiero ser libre de esta gran institución. No quiero ser libre de las relaciones que he forjado con tantos de ustedes. No quiero ser nunca libre de la idea de que soy un miembro del Departamento de Justicia de Estados Unidos", subrayó Holder.

Defensor de los derechos civiles desde su juventud, Holder, de 64 años, quiso dedicar gran parte de su discurso a defender su legado en derechos para la comunidad homosexual y transexual, que bajo su mando han conseguido los mismos beneficios federales en juicios penales que las parejas heterosexuales.

Holder, casado y con tres hijos, expresó su deseo de que el Tribunal Supremo legalice el matrimonio entre las personas del mismo sexo en los 50 estados del país, un tema que estudiará el alto foro el próximo martes para emitir su opinión en dos meses.

Hijo de inmigrantes, Holder también dedicó sus últimas palabras como fiscal general al movimiento por los derechos civiles y recordó su viaje a Selma (Alabama) para conmemorar el 50 aniversario de la marcha por el derecho al voto de los negros que fue duramente reprimida y se convirtió en todo un símbolo.

Holder, que no ha dudado en hablar en términos combativos sobre las tensiones raciales en el país, se convirtió en el rostro más visible del gobierno ante los sucesos de Ferguson (Misuri), donde un policía blanco mató el pasado agosto al joven negro Michael Brown.

"Yo soy el fiscal general de Estados Unidos pero también soy un hombre negro", dijo entonces Holder, que tras su viaje a Ferguson, abrió una investigación a la policía local para corroborar si los agentes actuaban guiados por prejuicios raciales en sus arrestos o registros a ciudadanos afroamericanos.

El informe descubrió la existencia de un "patrón de uso excesivo de la fuerza" contra los afroamericanos por parte de la policía y la justicia local, lo que provocó una cadena de dimisiones dentro de Ferguson y la renovación de la estructura de mando de la ciudad.

Como fiscal general, Holder instauró un programa piloto de reconciliación en seis ciudades del país para acabar con la "desconfianza" y las "tensiones subyacentes" entre las fuerzas del orden y las minorías raciales, algo en lo que desea seguir trabajando desde el ámbito privado.

El fiscal general saliente, nombrado en 1993 por el presidente Bill Clinton como abogado del Estado para el Distrito de Columbia, destacó entre sus logros la "despolitización" del Departamento de Justicia y las multimillonarias multas que impuso a gigantes de Wall Street por su papel en la comercialización de las hipotecas basura.

Sin embargo, Holder, estrecho colaborador del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, también deja tras de sí el escándalo de "Rápido y Furioso" (2009), una operación que pretendía seguir la pista al contrabando de armamento a México, pero que falló, permitiendo a narcotraficantes mexicanos obtener cientos de armas.

La polémica también persiguió a Holder cuando, comprometido con acabar con la política de detenciones indefinidas en Guantánamo, apoyó que se juzgara en Nueva York a Jalid Sheij Mohamed, supuesto cerebro de los atentados del 11 de septiembre de 2001, que finalmente nunca salió de la base militar.

"Creo que dentro de 50 años la gente mirará atrás y dirá que esta es una nueva edad de oro", aseguró Holder, que comparó los nuevos logros de su secretaría con los conseguidos durante la etapa de Robert Kennedy (1961-1964) cuando el Departamento de Justicia se convirtió en adalid de la defensa de los derechos civiles.

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